La discriminación de la 4T
Vivo en un país en el que el Presidente que se dice de izquierda no cree en el Estado. Es raro. Es un poco neoliberal. Ayer quedó clarísimo. Como ya lo hizo con estancia syc asilo hace con losrefugios, Andrés ManuelLó pez Obrador insiste en construir clientelas, no en construir Estado que haga realidad los derechos de los ciudadanos.
Si alguien se había confundido sobre esta idea, ayer la dejó muy clara con una (otra) población vulnerable.
Habló des uplancli entelar :“La pensiónaun millón de personas con d is capacidad que significa una inversión sin precedente. Nunca en la historia de México se había destinado tanto y les invito a que revisen el gasto público sobre esto. Hablamos como de 18 mil millones de pesos, pero se creó un instituto. El instituto tiene 600, 800 millones, algo así. Para niños de la calle un instituto. Para madres solteras un instituto.
Para adultos mayores un instituto. Y cada instituto con un director general o directora general o coordinadora. Con sueldos de 150, 200 mil pesos con direcciones, jefes de departamento, viajes al extranjero, porque había que ir a Europa a aprender…”.
Pues sí, señor Presidente, según alguna izquierda, no la de usted, el Estado crea instituciones para eso. No. Repartir dinero no alcanza en algunas situaciones. Además, son compromisos internacionalesdel país con los derechos humanos, convenios firmados, cosas fifí.
Por cierto, los recursos de todos los Programas Presupuestales relacionados con discapacidad suman 9 mil 23 millones de pesos, de los cuales, la nueva pensión para el Bienestar de las Personas con Discapacidad Permanente concentra 8 mil 500 millones, cosa que hay que aplaudir, por cierto, pero en Consejo Nacional para el Desarrollo y la Inclusión de las personas con Incapacidad (Conadis), que el Presidente quiere desaparecer, ejerció en 2018, menos de 70 millones de pesos. En cuanto a gastos por viajes al extranjero, en todo 2018 se reportaron165 mil 255 pesos entre pasajes de avión y viáticos (gracias Animal Político).
La Conadis no reparte dinero, por cierto, hace política pública para que la población objetivo tenga mejores condiciones de vida. Pero esa discusión no importa en estos tiempos.
Es tiempo de clientelas. No de políticas públicas. No de izquierda que construye un Estado que garantiza el ejercicio de los derechos.
Es tiempo de clientelas, no de políticas públicas