Milenio Tamaulipas

Por amar sin ley 2

- ÁLVARO CUEVA alvaro.cueva@milenio.com

Si usted pensaba que la temporada uno de Por amar sin ley estaba buena era porque no había visto la dos. ¡Dios mío! ¡Qué cosa tan más maravillos­a! No se vaya a perder el lanzamient­o en televisión abierta privada nacional de esta enorme tele serie este domingo alas 22:00 por Las Estrellas.

Yo ya tuve el privilegio de ver parte de este material y le juro que es espectacul­ar. Por amar sin ley es la cúspide de la carrera como productor de televisión de José Alberto Castro, un título fundamenta­l para entender lo que se tiene que hacer, en materia de ficción, cuando hablamos de pantallas abiertas en este país.

¿Qué es Por amar sin ley? Como usted sabe, la adaptación de un importante formato colombiano (La ley del corazón) que combina situacione­s románticas y de abogados con un reparto de lujo.

Tenemos a Ana Brenda Contreras y a David Zepeda, pero también a Julián Gil, a José María Torre, a Altair Jarabo, a Guillermo García Cantú, a Leticia Perdigón y a muchas luminarias más.

¿Por qué le digo que esto es la cúspide de la carrera como productor de José Alberto Castro?

Porque es un resumen de su carrera. Por amar sin ley es una telenovela clásica, melodrama puro como Teresa, como Rubí, pero al mismo tiempo es revolución total como Serafín, como Pueblo chico, infierno grande.

Y tiene toda la parte familiar de La que no podía amar, toda la parte de la mujer empoderada de Palabra de mujer, toda la parte coral de Código postal, toda la parte sensual de Acapulco, cuerpo y alma y toda la parte social de Corona de lágrimas.

Es un producto muy atractivo, muy emocionant­e y muy romántico, como La malquerida, que está diseñado con admirable profesio- nalismo para atender a las audiencias mexicanas que están mirando la tv abierta a esa hora.

No, pero espérese. Todavía no acabo. Así como José Alberto Castro jugó con innovacion­es literarias y metiéndose en conflictos dramáticos fuera de lo común en Ángela y Sin pecado concebido, Por amar sin ley 2 tiene una estructura completame­nte distinta a la de cualquier otra telenovela nacional y aborda temas que nadie más ha abordado.

También tiene todo el esquema bicultural de Vino el amor, toda la diversión de Los exitosos Pérez, toda la mezcla de clases sociales de Pasión y poder, toda la definición de valores de Sentimient­os ajenos y toda la complejida­d técnica de programas como Y Vero América va. Es un producto consolidad­o, bien hecho y, lo mejor de todo, que le deja algo al público.

Cuando usted lo vea, no solo se va a quedar con la boca abierta ante esos casos cortos que van a ir entrando y saliendo a lo largo de los capítulos o ante el derroche de esasescena­sdeaccióng­rabadasen lugares insólitos como Paseo de la Reforma. Va a aprender lo que debe y lo que no debe hacer cuando tenga un problema legal, a qué tiene derecho y a qué no ante determinad­as circunstan­cias.

Es, tal y como usted vio en la temporada uno, más o menos como La rosa de Guadalupe, pero en un formato más amplio y para otro horario, y solo que ahora corregido y aumentado. Por amar sin ley 2 es, por increíble que parezca, mejor que Por amar sin ley. Luche por verla, le va a encantar. De veras que sí.

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ESPECIAL Es la cúspide en la carrera de José Alberto Castro.
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