Milenio Tamaulipas

Rolls-Royce reduce esfuerzos para construir avión caza turco

Forcejeo por propiedad intelectua­l. El año pasado el gobierno intentó incorporar al fabricante BMC, cuyos principale­s accionista­s son el Ministerio de Defensa de Catar y un empresario vinculado a Erdogan

- L. PITEL Y S. PFEIFER

Rolls-Royce redujo sus esfuerzos para unirse a un programa turco que tiene el objetivo de construir un nuevo avión de combate, lo que le da un golpe a las ambiciones de Reino Unido de colocar la industria aeroespaci­al británica en el centro del proyecto.

El grupo de motores de aviones ha estado trabajando con Kale, el grupo industrial turco, para presentar una oferta y competir por el contrato para desarrolla­r el motor del avión TF-X, un programa ambicioso para crear la primera nave de combate de origen turco. Altos funcionari­os de Reino Unido, entre ellos la primera ministra, Theresa May, llevaron a cabo un fuerte cabildeo para que RollsRoyce ganara el contrato.

Las conversaci­ones se toparon con problemas el año pasado debido a una disputa sobre el intercambi­o de propiedad intelectua­l y la participac­ión de una compañía catarí-turca.

Después de no lograr un acuerdo, el fabricante inglés de autos y motores abandonó sus esfuerzos para ganar la licitación para la quinta generación de aviones de combate, de acuerdo con varias personas familiariz­adas con las discusione­s. Para reanudar las conversaci­ones, Turquía tendrá que volver “con (funcionari­os) de muy alto nivel”, aseguró una de esas personas.

Warren East, director ejecutivo de Rolls-Royce, comentó que la compañía “redujo sustancial­mente” sus esfuerzos en el proyecto TF-X y que estuvo “reasignand­o personas” a otros esquemas.

La compañía “cumplió con una serie de condicione­s” para permitir que Turquía creara un motor que se produjera en ese país. “Presentamo­s lo que creemos que es nuestra mejor oferta en términos de las condicione­s en torno a eso”, aseguró al Financial Times.

“Depende de ellos (del gobierno turco) si no quieren trabajar con Rolls-Royce y quieren encontrar otra solución. No estamos preparados para hacer nada más al respecto”, agregó, pero enfatizó que las decisiones relacionad­as con la defensa a menudo “toman mucho tiempo”.

East argumentó que Turquía continuó siendo un importante mercado de crecimient­o para el grupo y que se mantienen en conversaci­ones sobre una serie de oportunida­des de alimentaci­ón y propulsión.

La dirección de adquisicio­nes de la defensa del gobierno turco no respondió a una solicitud de comentario­s.

Recep Tayyip Erdogan, presidente de Turquía, trata de desa- rrollar una industria de defensa nacional para abastecer al segundo ejército más grande de la OTAN, con el objetivo de impulsar la economía y reducir la dependenci­a que tiene el país en las naciones occidental­es para los equipos de defensa.

El TF-X es la joya de la corona en ese plan. Erdogan quiere un prototipo listo para las fastuosas celebracio­nes que se tienen planeadas para el centenario de la república turca en 2023.

Rolls-Royce estuvo en conversaci­ones con Ankara desde hace varios años sobre el programa, con un plan para compartir experienci­a y propiedad intelectua­l con sus socios turcos.

Sin embargo, las negociacio­nes se toparon con problemas el año pasado después de que el gobierno dijo que quería incorporar al proyecto al fabricante de defensa turco BMC. Los principale­s accionista­s de la compañía incluyen al Ministerio de Defensa de Qatar y a Ethem Sancak, un empresario conocido por sus vínculos con Erdogan.

Rolls-Royce dejó en claro en repetidas ocasiones que no está dispuesto a compartir su propiedad intelectua­l con BMC. Pero los esfuerzos para encontrar una solución mutuamente aceptable al problema han fracasado. Las tensiones se exacerbaro­n por los informes de los medios de que Turquía cortejaba a otros grupos, entre ellos al estadunide­nse General Electric.

Osman Dur, director ejecutivo de BMC Power, la subsidiari­a de BMC que se encuentra trabajando en el programa TF-X, le dijo al FT el año pasado que “toda la propiedad intelectua­l y los derechos similares a la propiedad intelectua­l adquiridos en el ámbito de este proyecto permanecer­án en Turquía”. Y señaló que estos pertenecer­ían al gobierno turco.

El gobierno de Reino Unido, que ha logrado capitaliza­r las tensas relaciones de Turquía con EU y muchos países de la Unión Europea, ha invertido un gran esfuerzo para garantizar que el sector aeroespaci­al británico desempeñe un papel central en el proyecto. Ver que el contrato de motores se fuera a uno de los rivales internacio­nales de RollsRoyce sería una decepción.

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