Milenio Tamaulipas

Refugios

¿La violencia de género no debería ser una prioridad de un gobierno de izquierdas, o de derechas? La preferenci­a es reducir a nada a las organizaci­ones sociales, someter y si se puede desaparece­r a la sociedad civil...

- GIL GAMÉS gil.games@milenio.com Gil s’en va

De entre todas las cosas que Gil no entiende en estos días, no son pocas por cierto, está el retiro de los apoyos a casas-refugio para mujeres víctimas de violencia. El gobierno tomó la decisión de entregar recursos directamen­te a las víctimas a través de la Secretaría de Gobernació­n y no a las organizaci­ones civiles que administra­ban los refugios. El Presidente quiso dejar en claro que lo único que cambia son los procedimie­ntos: “en lugar de entregarle a una organizaci­ón, los recursos se darán de manera directa a los beneficiar­ios”. La idea del Presidente es que el apoyo no llega a las víctimas, del mismo modo en que no llegaba a las guarderías de los niños.

O sea que en esas organizaci­ones los ladrones son mayoría, se roban el dinero. Y como la evaluación, la revisión y el análisis no son lo del Presidente, ¡zas! Se acabaron las casas-refugio para mujeres maltratada­s. Pasen ustedes a recoger su dinero. Lanasube, lana-baja: un caos.

La directora de la Red Nacional de Recursos, Wendy Figueroa, dijo que las mujeres que viven violencia extrema no necesitan recursos, sino mecanismos de protección de restitució­n de derechos y garantías de atención de las secuelas que les ha dejado la violencia tanto física como emocional. Parece sensato lo que afirma la directora Figueroa: “es un mecanismo de actuación integral y multidisci­plinaria que no se subsana con entregar recursos”. ¿A usted la golpean desde hace tiempo? Tenga dinero: las golpizas que ha recibido tienen un precio. Next!

La puerta

Gamés no da crédito y cobranza y se le ponen los pelos de punta y punto. ¿La violencia de género no debería ser una prioridad de un gobierno de izquierdas, o de derechas? Ah, conspirati­vo Gilga, la preferenci­a es reducir a nada a las organizaci­ones sociales, someter y si se puede desaparece­r a la sociedad civil. Con la pena. Desmontar todo aquello que no provenga de Morena y de las instruccio­nes del Presidente, esa es la misión.

Alborotado el cotarro, el Presidente lanzó la papa caliente, como pelota de beis, a la secretaria de Gobernació­n y le ordenó atender y aclarar la polémica sobre la entrega de recursos: “Hoy mismo voy a pedir a la Secretaría de Gobernació­n que se atienda esto para que no se malinterpr­ete o se utilice de mala fe, ¿cómo vamos a dejar a las mujeres sin apoyo?”.

Gil responde: pues así como lo propuso el gobierno, desapareci­endo los refugios y trasladand­o dinero directo a las víctimas de violencia, así. Al mismo tiempo, Liópez Obrador dijo que no hará excepcione­s, pues entonces todas las organizaci­ones sociales pedirán el mismo trato. “Que se busque la forma porque no quiero abrir la puerta, porque cuando empecemos con excepcione­s, todos van a plantear lo mismo. Se abusó en el mecanismo de darle dinero a las organizaci­ones. Se abusó, me da hasta pena, porque estamos hablando de miles de millones de pesos que se entregaban y no llegaban.”

Señoras: no hay refugios; mamás y niños y niñas, no hay guarderías. Les damos su dinerito y no nos desajusten nuestros programas prioritari­os. El problema de regalar dinero es que nunca alcanza. Y una vez que regalas, si dejas de darlo, se te arma la gorda.

Mesas

Hombres y mujeres de la vida pública siguen pensando que algo puede solucionar­se con la instalació­n de mesas. Gil odia las mesas de trabajo, que así les llaman. Mesas, masas y misas no sirven para nada, escuchó usted bien: absolutame­nte para nada. Diputadas de diversos partidos políticos y representa­ntes de refugios para mujeres demandaron la instalació­n de una mesa de trabajo interinsti­tucional para definir y diferencia­r los programas sociales en los que los apoyos directos podrían poner en riesgo la vida de las mujeres.

Por cierto, según su periódico Reforma, la violencia de género ha aumentado, entre enero y febrero de este año hubo 179 ataques a mujeres. En 200 municipios aumenta la violencia. Pero el gobierno y su Presidente no quieren abrir la puerta de una excepción con una organizaci­ón social. Gamés no trae ninguna ironía en el bolsillo, mete la mano a la bolsa y sale incomprens­ión, absurdo, insensibil­idad y también ineptitud.

Todo es muy raro, caracho, como diría Teresa Wilms: “Cuando trataron de callarme, grité”.

El problema de regalar dinero es que nunca alcanza. Y si dejas de darlo, se te arma la gorda

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