Milenio Tamaulipas

El PRI, ese noventón en pos de novenario

- JAIRO CALIXTO ALBARRÁN jairo.calixto@milenio.com @jairocalix­to

Estuvo circulando una imagen que devino meme, donde en algún lugar de la patria de cuyo nombre no puedo acordarme, se vendían en un puesto de tianguis de ofertas ligadas a tu recuerdo, en verdadero teleofertó­n, las gorras de la campaña del dotor Mit en color rojo, a tres varos el ejemplar. Mucha gente canalla y resentida, como yo comprender­é, se atrevió a decir que cómo se atrevían a dar en ese precio tan bonitas piezas de la nostalgia tricolor, cuando hasta regaladas parecían caras.

O sea, hay quienes interpreta­n que estas gorras a precio pacto son una doble metáfora del PRI: primero porque el verdadero eslogan del partido es “De gorra ni quién nos corra y hacemos estafas maestras a domicilio”; y segundo, que esas cachuchas de a tres pesos representa­n el estado actual del partido tricolor a 90 años de haber institucio­nalizado una revolución, se extingue por culpa de mexicanos que no saben valorar el andamiaje institucio­nal que lo choznos de don Plutarco forjaron como bien afirma

Osorio Chong, “con algo más de horas de trabajo burocrátic­o”, diría Díaz Ordaz.

Bueno, el único que salió a señalar a quienes de manera innoble se burlaron de esas gorras meadescas, con el mismo entusiasmo con el que revictimiz­aba a las víctimas y criminaliz­aba inocentes, fue el nobilísimo Jelipillo Calderón. Bueno, lo defendió con más entusiasmo que a la campaña de Margarita Zavala y solo le faltó decir “Pero se van a arrepentir”, como advirtió Carlos Vela al Galaxy de Los Ángeles por haber corrido a Giobrandy Dos Santos, ese costal de papas. Así, porque nobleza obliga dados los servicios prestados, Jelipillo va a servir de fiel escudero a mi licenciado Peña que ahora no solo quieren correr del PRI (bueno, lo mismo dijeron del Charly Salinas y sigue de santón) sino que ya lo andan investigan­do por las supuestas trapacería­s en la Secretaría de Salud que dirigía el aspirante a presidente del Revolucion­ario Institucio­nal, el ex rector de la UNAM, el señor Narro. Y la peor falta de respeto fue que en el Carnaval de Mazatlán quemaron su efigie como si fuera el Rey Feo.

Lo bueno es que los priistas, en medio de la hecatombe, y para cerrar su conocimien­to, están dando cursos para ser políticos. Lo que hacía falta.

Lo bueno es que los priistas están dando cursos para ser políticos. Lo que hacía falta

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