“A 100 días, el barco de la 4T navega hacia aguas turbulentas”
El Presidente quizá prevé intervenir en las decisiones del BM
La prospectiva, mi estimado, es la ciencia dedicada a la previsión de situaciones que podrían derivarse de sus influencias conjugadas. Aporta herramientas y métodos útiles para la construcción de un futuro deseado. La economía mexicana es una de las más modernas, dinámicas y, por ende, globalizadas. Su motor más importante es la inversión privada, si ésta no tiene certidumbre en varios rubros, el económico, social y jurídico, esos capitales no estarán en nuestro país.
Confundir la popularidad con la capacidad de poder hacer las cosas con eficiencia es un grave error. La innegable popularidad del Presidente no es un ingrediente fundamental para los mercados que en sus estudios de prospectiva están vislumbrando un escenario muy complejo que puede derivar en la calificación crediticia y de riesgo país.
Standard & Poors cambió la perspectiva del riesgo de crédito, lo que debería prender los focos rojos en Hacienda y en el Banco de México, no así en Palacio Nacional, donde solo impera el espejismo alumbrado con focos de optimismo, faltaba más. Ahí se ven monstruos neoliberales que se atacan con narrativas de good will pese a que en el tercer piso se planean las verdaderas estrategias sexenales.
A 100 días, el barco de la 4T navega hacia aguas turbulentas y comienzan a darse indicios para una tormenta perfecta: la severa crisis de inseguridad y una economía con síntomas de estancamiento.
Ante esto, ¿qué acciones tomará el Banxico si el primer trimestre no crece la economía? Su función, entre muchas, es mantener la estabilidad de la moneda y cuidar la salud del sistema financiero. Si la economía no crece las tasas suben, el dinero es más caro y se eleva el riesgo para la inversión, esto en el primer año de la cacareada transformación.
López Obrador, no hay que ser ingenuos, está consciente de esto. Quizá coquetea con la idea de intervenir en las decisiones del BdM y al diablo con la autonomía que la 4T no puede sufrir semejante revés. Ése, mi estimado, es el panorama que están analizando los verdaderos inversionistas: una junta de gobierno del Banco de México significativamente distinta al cierre de sexenio.
Y entonces sí, adiós a los contrapesos.