Liderazgo con personas difíciles
No es que la gente no quiera crecer; muchos de ellos no fueron educados para creer que pueden. Tienen demasiadas heridas o un historial de indiferencia hacia ellos. Pero para eso existe el Líder. Cuida tus palabras: cada que le dices a alguien que es un “caso perdido”, su corazón se parte en pedazos. Lo único que hiciste fue sumarte a la larga lista de personas que se lo han dicho antes. Si quieres de verdad obrar un milagro en la vida de la gente, hazles saber qué esperas lo mejor de ellos y que crees honestamente en sus capacidades.
No es que no valgan la pena; son así porque nadie les alentó a ser mejores. Han sido pateados demasiadas veces; volver a creer en lo bueno es para ellos un reto. El Líder debe convertirse en “ese algo” bueno primeramente. No se aíslan por gusto. Tienen un corazón maltrecho esperando ser remendado. No son mediocres ni conformistas; desde niños los educaron a bajar la vista y no creen merecer algo distinto. La gente difícil lo seguirá siendo. Y si te sigues de largo despectivamente, serás uno más de los que los rechazaron antes.
El Líder no se decepciona; porque en ese momento acabaría su liderazgo. Cuando un Líder le dice a alguien “tú no tienes remedio” en ese instante el Líder está derrotado. Él sabe que la gente difícil, se resistirá a ser amada y a ser guiada. Pero está absolutamente convencido de que morirá intentándolo. Un Líder nunca está solo en la cima; si está allá arriba muy solo, entonces NO es Líder. No se cansa, ni se queja, ni se desilusiona… no se detiene en la mezquindad de algunos. Un Líder Crece con la Gente y no cuenta sus propios éxitos, sino a las personas que logra despertar. Y dedica una parte de su energía, de su tiempo y hasta de su dinero para que otros triunfen; por eso es Líder.
El líder no se decepciona; porque en ese momento acabaría su liderazgo