Milenio Tamaulipas

Opositores, los grandes ausentes en Palacio Nacional

- JANNET LÓPEZ

Palacio Nacional vio desfilar ayer a lo que es ahora la nueva clase política gobernante de México.

Atrás quedaron las mismas caras priistas y panistas que por años asistieron a los informes de los presidente­s de la República. Y nadie se acordó de los protocolos de seguridad para poder ocupar una silla en la primera rendición de cuentas del titular del Ejecutivo.

Hace seis años, Enrique Peña Nieto resumió sus principale­s acciones en 18 minutos. Ayer, el presidente Andrés Manuel López Obrador habló durante 75 minutos, en los que enlistó los avances de sus 100 compromiso­s de gobierno.

El priista llegó a sus primeros 100 días con 59 por ciento de aprobación. López Obrador alcanza en el mismo periodo hasta 86 por ciento, según algunas encuestas. Y ni hablar del panista Felipe Calderón, quien a sus 100 días de gobierno aún padecía las protestas por el supuesto fraude electoral de 2006.

En sus primeros 100 días, Peña Nieto había visitado tres países como jefe de Estado y tuvo 50 actos en el interior del país con arranques de obras, programas y firmas de acuerdos, mientras que el fundador de Morena se ha negado a viajar al extranjero, pero recorrió todo el país y prácticame­nte duplicó la presencia de su antecesor con 90 eventos en las zonas más alejadas del país.

El ex presidente del partido tricolor presumió en su primera rendición de cuentas, en 2013, algunos de los proyectos emblema de su gobierno, como la reforma educativa, la cual ayer, seis años después, el actual titular del Ejecutivo insistió en que la echará abajo por haber sido un fracaso.

AMLO aprovechó para anunciar que ayer mismo se lanzarían las bases de la licitación para conectar todo el país con Internet, y sostener que la decisión de cancelar las obras del Nuevo Aeropuerto Internacio­nal de México en Texcoco fue la mejor.

Caras nuevas

En el patio central de Palacio Nacional la logística volvió a fallar y durante casi una hora los invitados padecieron el intenso sol que los hizo sudar y acabar con dolores de cabeza.

Los invitados, que en su mayoría eran representa­ntes de las fuerzas armadas, le aplaudiero­n 23 veces al líder de la cuarta transforma­ción, quien estuvo acompañado de su esposa y sus tres hijos mayores, quienes ocu-

Para el jefe del Ejecutivo estaban quienes debían estar: sus aliados, aquellos que han caminado con él

paron los lugares de la primera fila junto a los integrante­s del gabinete legal y ampliado.

Esta vez, los mismos personajes priistas que en otros gobiernos solo se les veía cambiar de un puesto a otro no apareciero­n por ningún lugar. Caras nuevas, nunca antes vistas en la primera fila de Palacio Nacional en un acto como este, conformaro­n la lista de invitados de honor del Presidente.

Ni siquiera representa­ntes de las otras fuerzas políticas acudieron al informe, no fueron invitados. Para el Presidente estaban quienes debían estar: sus aliados, sus cercanos, aquellos que han caminado con él. Aunque eso sí, no dejó pasar la cortesía y agradeció que todos los partidos en el Congreso de la Unión hayan apoyado la creación de la Guardia Nacional.

De los 32 mandatario­s estatales, los de Coahuila, Chihuahua, Morelos, Nuevo León, Jalisco, Campeche y Colima despreciar­on el informe y no acudieron.

No hubo mayor protocolo de despedida ni reuniones extraordin­arias, López Obrador rindió su informe, que no leyó en teleprompt­er, como su antecesor, sinoenhoja­sdepapelqu­eélmismo revisó durante los últimos días.

El Presidente concluyó su mensaje, agradeció a sus invitados y retomó sus actividade­s cotidianas con el firme compromiso de “nunca jamás claudicar”, de “nunca ser para los mexicanos un traidor”.

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