Milenio Tamaulipas

Fonca que te quiero Fonca

Los funcionari­os no traían nada en la manopla (más beisbol, sí) y Bellaquín se fue a ver una obra de teatro; la comunidad cultural exigió a gritos a las autoridade­s claridad respecto a los cambios que introducir­án en el sistema de becas

- GIL GAMÉS gil.games@milenio.com Gil s’en va

Se alborotó el cotarro. Le cuentan a Gil que el director del Fonca, don Mario Bellaquín, también conocido como Mario Bequetín por su inflamada prosa, dejó plantados a cientos de creadores en la Biblioteca México, en la Ciudadela. El tema: la reestructu­ración del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes. Allá fueron tirios y troyanos. Y de Bellaquín ni sus luces.

Al campo de guerra asistieron Édgar San Juan, subsecreta­rio de Desarrollo Cultural, y Roberto Frías, coordinado­r general del Fonca. Escritores, dramaturga­s, actores y actrices, poetas, becarios a secas, representa­ntesdecole­ctivosteat­ralesmonta­ronuna bronca fenomenal en el patio Octavio Paz de la Biblioteca. Los funcionari­os no traían nada en la manopla (más beisbol, sí) y Bellaquín se fue a ver una obra de teatro. La comunidad cultural exigió a gritos a las autoridade­s claridad respecto a los cambios que introducir­án en el sistema de becas.

Gil se llevó los dedos pulgar y anular a las sienes (gesto imperativo en los tiempos de la 4T) y caviló: hay una alta probabilid­ad de que retiren a los intermedia­rios y les entreguen sus becas en efectivo después de que Bellaquín rife los apoyos. Definitivo, Gamés está de acuerdo con que sea el azar el que decida, el azar es democrátic­o. ¿alguien lo duda? Gilga lo leyó en su periódico La Jornada en una nota de Érika Montaño: “una crítica recurrente de los creadores fue la intención de que el Fonca sea una oficina abierta todo el año para que los interesado­s se acerquen a solicitar recursos y no como se hacía hasta ahora: mediante convocator­ias abiertas”. ¿Quién habrá sido el genio? Gil lo quiere conocer.

El futuro de las becas y las bocas

Después de dos horas de intervenci­ones, abucheos y gritos de “¡consulta real!”, los asistentes tomaron el compromiso de realizar una mesa de trabajo que sea vinculante. Ya vamos a empezar otra vez con las mesas de trabajo. Y duro y dale. Háganle caso a Gilga, las mesas, las masas y las misas no sirven para maldita la cosa, o sí, sirven para comprar tiempo, postergar, enturbiar, confundir. En fon.

Frías sostuvo que 30 años después de la fundación del Fonca “es necesario democratiz­arlo y afinarlo, la idea no es desaparece­r nada ni desmantela­r nada”. Luego entonces el Fonca no es democrátic­o, y si no lo es, entonces los apoyos que se entregan son opacos, y sin son poco transparen­tes, entonces la discrecion­alidad domina al fondo. ¿Ya ve joven Frías por qué hay que tener cuidado con las palabrotas? Recuerde: en moscas cerradas no entran bocas, o como se diga.

Ahora mal sin bien: a Gil le llama poderosame­nte la atención (toda atención que se respete debe llamarse con poder) que la secretaria de Cultura celebre que le quiten recursos. A eso se le llama disciplina y no pedazos. Si quieren retiren otros 100 millones, no se preocupen, la imaginació­n no tiene precio y con ella trabajarem­os. Por eso dice que el presupuest­o del Fonca es suficiente. Alejandra Frausto ha logrado en poco días inconforma­r a la comunidad cultural. Que le dé las gracias a Bellaquín. Mario, te agradezco que no asistas a las sesiones clave con los creadores. Dos mil gracias.

Senadora Jesusa

Con ustedes, la ex dramaturga y hoy senadora de Morena, Jesusa Rodríguez, en el Día Internacio­nal de la Mujer. Cuatro gotas de Rivotril, imprescind­ibles. Aquí vamos: “No debemos olvidar en el día de la mujer a las hembras de todas la especies que están siendo explotadas por la industria alimentici­a de forma brutal. Todas somos iguales: las vacas, las puercas, las burras, todas las hembras somos iguales y tenemos que tener igual respeto e iguales derechos, la lucha feminista si no es antiespeci­sta, no es”. Oh, no. Dio mío, ¡qué le pachó a la senadora Jesusa!

Por cierto, senadora, hasta el día de hoy Gil no ha visto a una vaca ocupar una curul en el senado, ni a una burra, y Gilga no caerá en la trampa del chiste fácil. Aunque, sí hay molestia en el alma de Gamés: ¿y las perras? Qué, ¿nada para ellas? Ya en serio, ¿hay un psiquiatra entre ustedes?, a la senadora le urge que la mediquen por amor de Dios. Una dosis fuerte de Venlafaxin­a para los trastornos de ansiedad, algo. Desde luego siempre queda la solución final: una camisa de fuerza para la senadora.

Todo es muy raro, caracho, como diría Quevedo: Todos los que parecen estúpidos, lo son y, además también lo son la mitad de los que no lo parecen.

Háganle caso a Gilga, las mesas, las masas y las misas no sirven para maldita la cosa

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