Milenio Tamaulipas

Cualquiera puede engañar

En la mía cayó un mensaje en forma de pregunta que me puso a pensar. (Las preguntas hacen pensar más que las respuestas, y de las dudas se aprende más que de las certidumbr­es). Dice esa pregunta que cayó en mi red: “¿Qué corrupción es más grande?

- ARMANDO FUENTES AGUIRRE

el pueblo parte del tiempo. Pero nadie puede engañar todo el tiempo a todo el pueblo”. Don Cornígero se sorprendió al ver a un individuo que corría desnudo por su calle. Le preguntó: “¿Por qué corre así?”. Respondió con enojo el individuo: “Porque usted llegó temprano a su casa; por eso”. Don Valetu di Nario, caballero de avanzada edad, visitó a Himenia Camafría, madura señorita soltera, y ella lo invitó a cenar. Dijo el visitante: “No sabía yo, querida amiga, que iba a disfrutar de sus habilidade­s culinarias”. “Sí -respondió la señorita Himenia-. Pero después de la cena”. Simplician­o, joven varón sin ciencia de la vida, llegó al matrimonio sin otra instrucció­n que la muy escueta que su mamá le dio. La señora le dijo solamente: “Tú arriba y ella abajo”. El cándido varón y su desconcert­ada mujercita tienen ya seis meses de casados, y es fecha que todavía duermen en literas. Terminado el sepelio de su esposo la viuda se alejó de la tumba caminando hacia atrás. Le preguntó con extrañeza una de sus amigas: “¿Por qué haces eso?”. Explicó la mujer: “Es que mi marido siempre me dijo que tengo unas pompas como para resucitar muertos, y no quiero que eso vaya a suceder”. FIN.

Mirador

Dinero no.

El dinero compra únicamente las cosas que pueden comprarse con dinero. Cosas tampoco.

Bien vistas las cosas, las cosas no son otra cosa que eso: cosas.

Yo quiero dar a mis nietos, ahora que son pequeños, algo que no olviden: quiero darles recuerdos.

Quiero contarles un cuento que alguna vez ellos contarán a sus nietos. Quiero cantar con ellos en el campo una canción junto a la hoguera. Quiero jugar con ellos los juegos de mi infancia: la oca, la lotería, serpientes y escaleras, el coyote... Quiero ver con ellos el mar; quiero caminar con ellos por el sendero del bosque aromado de pinos; quiero reír junto ellos viendo esa antigua película de Chaplin.

¿Dinero?... ¿Cosas?... ¿Para qué? Eso va y viene.

Los abuelos, en cambio, sí nos vamos. Por eso ahora que estamos juntos quiero hacerles a mis nietos un pequeño depósito cada día en su cuenta de recuerdos. ¡Hasta mañana !

Manganitas

“... Crece la insegurida­d en el DF...”. Hay que decir la verdad: el panorama es oscuro.

Ya lo único seguro es esa insegurida­d.

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