Cualquiera puede engañar
En la mía cayó un mensaje en forma de pregunta que me puso a pensar. (Las preguntas hacen pensar más que las respuestas, y de las dudas se aprende más que de las certidumbres). Dice esa pregunta que cayó en mi red: “¿Qué corrupción es más grande?
el pueblo parte del tiempo. Pero nadie puede engañar todo el tiempo a todo el pueblo”. Don Cornígero se sorprendió al ver a un individuo que corría desnudo por su calle. Le preguntó: “¿Por qué corre así?”. Respondió con enojo el individuo: “Porque usted llegó temprano a su casa; por eso”. Don Valetu di Nario, caballero de avanzada edad, visitó a Himenia Camafría, madura señorita soltera, y ella lo invitó a cenar. Dijo el visitante: “No sabía yo, querida amiga, que iba a disfrutar de sus habilidades culinarias”. “Sí -respondió la señorita Himenia-. Pero después de la cena”. Simpliciano, joven varón sin ciencia de la vida, llegó al matrimonio sin otra instrucción que la muy escueta que su mamá le dio. La señora le dijo solamente: “Tú arriba y ella abajo”. El cándido varón y su desconcertada mujercita tienen ya seis meses de casados, y es fecha que todavía duermen en literas. Terminado el sepelio de su esposo la viuda se alejó de la tumba caminando hacia atrás. Le preguntó con extrañeza una de sus amigas: “¿Por qué haces eso?”. Explicó la mujer: “Es que mi marido siempre me dijo que tengo unas pompas como para resucitar muertos, y no quiero que eso vaya a suceder”. FIN.
Mirador
Dinero no.
El dinero compra únicamente las cosas que pueden comprarse con dinero. Cosas tampoco.
Bien vistas las cosas, las cosas no son otra cosa que eso: cosas.
Yo quiero dar a mis nietos, ahora que son pequeños, algo que no olviden: quiero darles recuerdos.
Quiero contarles un cuento que alguna vez ellos contarán a sus nietos. Quiero cantar con ellos en el campo una canción junto a la hoguera. Quiero jugar con ellos los juegos de mi infancia: la oca, la lotería, serpientes y escaleras, el coyote... Quiero ver con ellos el mar; quiero caminar con ellos por el sendero del bosque aromado de pinos; quiero reír junto ellos viendo esa antigua película de Chaplin.
¿Dinero?... ¿Cosas?... ¿Para qué? Eso va y viene.
Los abuelos, en cambio, sí nos vamos. Por eso ahora que estamos juntos quiero hacerles a mis nietos un pequeño depósito cada día en su cuenta de recuerdos. ¡Hasta mañana !
Manganitas
“... Crece la inseguridad en el DF...”. Hay que decir la verdad: el panorama es oscuro.
Ya lo único seguro es esa inseguridad.