Box. Murió el escurridizo y veloz Mantequilla Nápoles
Boxeo. El legendario José Ángel Nápoles murió a los 79 años, víctima de las complicaciones por varias enfermedades; incursionó en el cine e inspiró a Cortázar
De origen cubano, pero de corazón mexicano, el legendario José Ángel Mantequilla Nápoles falleció a los 79 años de edad este viernes en la Ciudad de México, dio a conocer Mauricio Sulaimán, presidente del Consejo Mundial de Boxeo.
La muerte del Mantequilla Nápoles, nacido en Santiago de Cuba el 13 de abril de 1940, se debió a consecuencia de numerosas complicaciones que sufrió en sus últimos años: diabetes, problemas en el esfínter, enfisema pulmonar y demencia senil, entre otras enfermedades.
Escurridizo, veloz y con buena técnica, Nápoles poseía una gran pegada; como profesional en el peso welter ganó 81 peleas, 54 por la vía rápida, con siete derrotas y 15 defensas del título mundial.
Su historia comenzó en Cuba debutando como boxeador el 2 de agosto de 1958, en un combate contra Julio Rojas en el Coliseo Nacional de La Habana. Se trasladó a México a los 21 años ante la llegada de Fidel Castro al poder por el rumor de que la revolución en su país prohibiría el pugilismo profesional.
Elogiado por el mítico Sugar Ray Robinson, el caribeño se ganó su apodo por su amplia capacidad para escurrirse de sus
rivales. Obtuvo su primer título de la Asociación Mundial y Consejo Mundial de Boxeo el 18 de abril de 1969, al derrotar por nocaut después de 13 episodios al estadunidense Curtis Cokes, en California, a quien venció por segunda ocasión en un combate de revancha.
Fue ese triunfo lo que le permitió conocer al entonces presidente de México, Gustavo Díaz Ordaz, en cuya gestión se le otorgó la nacionalidad tricolor.
Uno de los momentos emblemáticos de la carrera del cubano ocurrió en febrero de 1974, cuando aceptó pelear en los pesos medianos con el argentino Carlos Monzón. Aquella pelea, que ganó el sudamericano fue presenciada por el actor Alain Delon y le sirvió de escenario al gran escritor Julio Cortázar para escribir su cuento: “La noche de Mantequilla”.
Pero su imagen y fama también se trasladó al cine, ámbito en el que tuvo actuaciones al lado de El Santo, con quien protagonizó la película La venganza de la Llorona, en 1973.
Pese a todos sus éxitos, Mantequilla murió con un modesto estilo de vida en la casa de su hija.