Milenio Tamaulipas

El rey león: entre Simba y Hamlet

- ALFREDO CAMPOS VILLEDA @acvilleda

El New York Times ha publicado un texto sobre El rey león (Jon Favreau, 2019) más divertido por la intención que por su contenido. Su autor, Knvul Sheikh, ha considerad­o oportuno acudir a especialis­tas del felino para desbaratar, uno a uno, los supuestos fílmicos sobre la conducta de estos animales, su dinámica en la manada durante su vida en la salvaje sabana africana. Y hasta cree necesario aclarar que no se trata de un documental.

Con la opinión experta de Craig Saffoe, a cargo de los grandes felinos en el Zoológico Nacional de Washington, empieza por precisar que la manada siempre está gobernada por una hembra, por lo que la madre de Simba, Sarabi, probableme­nte sería la jefa de llevar a la realidad al grupo de la producción de Disney.

Tampoco hubiera habido rivalidad alguna entre Mu fas a, padre del héroe de la historia, ySc ar, el tío malévolo, ni la cría hubiera tenido que huir a su tierna edad, pues es a los dos años más o menos cuando comienzan a incomodar a los machos y deben dirigirse a otros territorio­s, de los que no suelen volver y menos por un amor de infancia, como es la Nala de la película. Aquí cita a Kim Yo ung-O ver ton, experto de una organizaci­ón no gubernamen­tal para la conservaci­ón del aes pecie Panth era leo :“La dispersión de los machos es un mecanismo evolutivo para garantizar que la diversidad genética se mantenga entre los leones ”.

Especie en la cima de la cadena alimentici­a durante años en toda África y parte de Asia, con una de sus variantes, hoy su reduce a ocho por ciento en el continente negro y ha sido declarado extinto, o se cree, en 29 países. La Unión Internacio­nal para la Conservaci­ón de la Naturaleza lo ha puesto en la lista de animales vulnerable­s ala desaparici­ón y el último corte indica que hay menos de 20 mil ejemplar es en estado salvaje.

El autor del texto del NYT también puntualiza que Disney se tomó una gran cantidad de licencias sobre la conducta individual y la dinámica de la manada, en las que son las hembras las que mandan y toman las decisiones importante­s, mientras que los machos duermen la mayor parte del día, se alimentan de manera abundante y defenderán ferozmente a su grupo y su territorio.

Aunque la película animada de 1994 (Rob Minkoff ) es considerad­a la primera de Disney “original”, y que dio pie a la versión en cartelera hoy en día, en realidad el guion de Linda Woolverton, Irene Mecchi y Jonathan Roberts se parece mucho a un clásico, Hamlet, esa obra que William Shakespear­e escribió entre 1599 y 1602, en la que narra la historia de un príncipe que pierde a su padre, a manos de su tío, que después se queda también con la viuda. En la que también aparece un fantasma, el padre victimado, que pide a su hijo cobrar venganza antes de que parta a un territorio lejano. Salvo que a diferencia de Simba, como apunta Noah Harari, Hamlet no completa el Círculo de la Vida.

Así de lejos está la historia de El rey león de la vida en la sabana. Ser o no ser.

El NYT dice que Disney tomó muchas licencias sobre la conducta felina

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