Prospectiva rumbo al 2 de octubre
La justicia requiere poder, inteligencia y voluntad. Un análisis del contexto en el que se ha generado la dinámica de violencia desbordada es fundamental para esbozar el escenario y una prospectiva. La anticipación no tiene mayor sentido si no es utilizada para esclarecer la acción. Este es un punto nodal por el cual prospectiva y estrategia son generalmente indisociables. La complejidad de los
problemas inherentes a gobernar la capital del país exige la necesidad de plantearlos en un paradigma político de planeación estratégica, de gestión y de prospectiva estratégica.
La atropellada transformación y el ritmo impuesto por el inquilino de Palacio Nacional es epicentro de fallas y confusiones para implementar orden en materia de seguridad pública y en la estricta aplicación de la ley. Siempre resulta tentador tomar los deseos como realidades; sin embargo, los índices delictivos y la ola de violencia impactan en una narrativa ante la ineficacia e ineficiencia para resolver conflictos.
El caos que devino de la manifestación del pasado viernes contra la violencia de género vuelve a mostrar las aristas de un panorama que se va normalizando. El hartazgo de la ciudadanía ante la creciente inseguridad e impunidad y el temor e ignorancia del gobierno de Claudia Sheinbaum para poner orden antes del desorden. La confusión entre criminalizar una horda de personas haciendo destrozos y ciudadanos clamando por justicia parece ser cada vez más alarmante. Grave que la autoridad pierda autoridad, legitimidad y categoría moral para ser obedecida. El escenario del caos estaba previsto, siempre hay grupos que pretenden desestabilizar y esta no fue la excepción. Escudarse detrás de las justificaciones represoras para permitir el vandalismo sienta un muy peligroso precedente rumbo al 2 de octubre.
Para la 4T el reparto de valores llevado a cabo dentro de las ideologías políticas, la autoridad se atribuye a la derecha y la libertad a la izquierda, plantea un estúpido maniqueísmo ya que ambos valores van combinados.
La incapacidad de la administración local para vaticinar, contener o canalizar la creciente activación de inconformidades y frustración ciudadana está llegando al punto de no retorno.
Cuidado.
Gobierno de CdMx, incapaz de canalizar la inconformidad