Arde el Amazonas
La generación de la posguerra, la de los l lama dosbaby boom ers,viveb ajo la idea deque el crecimiento y el desarrollo económico resolverán todo. Crecer, crecer, crecer es el mantra. En el mejor de los casos producir, en el peor especular. Ahí el auge del capitalismo extremo: productos desechables generados en masa, venta de cualquier tipo de instrumento financieroen el mercado. Mientras más hay en juego, mayor la ganancia.
En la gran mayoría de estos casos, quizás incluso en todos, el crecimiento y el desarrollo no contemplan sus efectos secundarios. En concreto, el daño al medio ambiente. Perforar cada vez más para obtener combustible y plástico; minar el subsuelo, donde sea, para obtener los materiales que ahora sostienen nuestros teléfonos celulares; arrasar con las selvas para que el ganado vacuno, piedra angular de la economía internacional, tenga donde pastar.
Esta cosmovisión se mantiene vigente. Donald Trump (73 años) es el ejemplo más claro. Para él el calentamiento global es un invento que busca detener el auge económico del país y sus empresas. Jair Bolsonaro (64 años) opina lo mismo respecto a la protección del Amazonas. Donde el mundo ve la última batalla por la defensa del planeta, él ve una oportunidad de negocio.
Andrés Manuel López Obrador (65 años), a nivel local, es similar. Él no lo piensa en términos de crecimiento económico. Lo piensa en términos de desarrollo humano. Pero el daño es el mismo: la construcción de una refinería petrolera afectará más al largo plazo de lo que redituará al corto. Su tren turístico dañará irremediablemente una reserva de la biosfera. Su gobierno ha detenido proyectos nacionales de energía renovable en favor del carbón.
Frente a ellos está Greta Thunberg (16 años), adolescente sueca que crece en la época en la que los daños del crecimiento y desarrollo económicos desenfrenados son palpables. En estos momentos, Thunberg navega en un barco que funciona a base de celdas solares, y cuyo destino final es la reunión de la ONU sobre el cambio climático, en la cual dará un discurso.
El problema es generacional y su solución también. Es momento de escuchar a quienes heredan el planeta, no a quienes les legaron el desastre.
Es momento de escuchar a quienes heredan el planeta