“¡Viene – vieneee..!”
Curioso el personaje que bien debes ubicar: el hombre buena onda que en las calles te va dando instrucciones para acomodar tu auto en el espacio libre en donde deseas estacionarte. Para garantizar el servicio, se amachina desde temprano buena cantidad de lugares haciendo uso de lo que está a la mano: latas, piedras grandes, huacales, cubetas con palos... el chiste es que haya huecos pa ‘comodar carros.
Esto es planeación, querido, y es lo que todo negocio debe entender si quiere permanecer abierto en los tiempos que nos están tocando. ¿Que hay desaceleración? Pue’ que sí. ¿Que estamos en la raya de una crisis? Ni Dios lo quiera. El secreto está en encontrar ese motivo central que nos mantenga abiertos.
¿Cómo le hacemos? ¡Trabajándole! Por un lado, la información es la clave del juego, y debemos apropiarnos de aquella que nos resulte vital para bajarle al estrés y ganar la partida. Por otro, ser atractivos, para que el cliente siempre nos tenga en mente, independientemente de las situaciones de su entorno.
Pregúntale cuántas veces al día vende ese mismo espacio. Súmale propinas y lavadas de carros
Soy fan del futbol americano, y una de las figuras emblemáticas de este deporte es Vince Lombardi, entrenador de los Empacadores de Green Bay en los años 60, ganador del campeonato de la NFL en cinco ocasiones y de dos Super Bowls. Él tiene una frase que viene al caso de lo que te cuento: “El precio del éxito es trabajo duro, dedicación y la determinación de haber dado lo mejor de nosotros mismos, hayamos vencido o perdido.”
Que de tu parte no haya flaqueza, sino decisión en entrarle; creatividad, y no bloqueos. La próxima vez que veas al “viene– viene”, pregúntale cuántas veces al día vende ese mismo espacio. Ya luego haz los cálculos de propinas y lavadas de carro que el ‘ñor pueda acomodar. Eso es pronóstico de ventas, pero eso es otro cuento. Ahí luego me cuentas, ¿va?