Milenio Tamaulipas

Chuchitos en fuga

- JAIRO CALIXTO ALBARRÁN jairo.calixto@milenio.com @jairocalix­to

Contra mis estándares fui a darme una vuelta a la sede del PRD, donde no les gusta que se diga “lo que queda del PRD” porque tienen la firme convicción de que aunque la gente y sus enemigos jurados se refieran al PRD como “lo que queda del PRD”, en realidad el PRD no podía estar mejor.

Eso me gustó, que a pesar del qué dirán y de los escándalos de los últimos días en que con la llegada de eso que hicieron llamar Futuro 21, haya en el sol azteca y entre sus agremiados una suerte de actitud positiva rayana en lo que podría uno imaginar como cursos intensivos de superación personal. Habrá quien diga con toda la mala fe del psicoanáli­sis for dummies, que los perredista­s están en la etapa de negación y que en realidad ya los cargó patas de cabra como se les conoce a los Chuchitos en fuga.

Pero lo dudo. Más bien parecería que el perredismo burocrátic­o que puede uno encontrar en la sede del partido fue sometido a una serie de terapias y medicacion­es para conseguir esa actitud tan positiva mientras las malas lenguas nos quieren hacer creer que todo estaba terminado. ¡Pa’ la madre! Les sale todo el discurso tan bien que hasta te dan ganas que te pasen la receta y la dirección del doctor psiquiatra. Bueno, supongo que su infinito rencor contra Amlove, que no se ve ni en Jelipillo, Markito Cortés o Richie Alemán, es un poderoso motor. Este odio jarocho contra El Peje solo puede ser comparado con el odio que generó en su contra el tuit de Javidú sobre la matazón salvaje de Coatzacoal­cos, donde se dice solidario y casi derrama lágrimas haciendo un llamado por la comprensió­n y el entendimie­nto entre la gente de buena voluntad. Ese admirable priista y licenciado en cuya notable administra­ción veracruzan­a no hubo ni corrupción ni atracos y donde de ninguna manera se contribuyó al enquistami­ento de la hiperviole­ncia del crimen organizado. Como quiera que sea, no sé cómo le va a hacer el perredismo para soportar la dura pérdida que significa la renuncia de Raúl Flores (si por alguna extraña razón no sabe quién es ni lo que representa, por favor googléelo) al partido. Bueno, es peor que si Los Chuchos se hubieran ido al PARM. Quizá contando el millón 400 mil nuevos afiliados que dicen que tienen, aunque parecen alcanzar el nivel de leyenda urbana.

El perredismo burocrátic­o al parecer tuvo terapias para conseguir actitud positiva

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