Al filo de la navaja
La semana pasada los residentes del sur de Florida vivimos pegados a las pantallas buscando respuestas sobre la trayectoria del huracán Dorian. La tormenta se intensificó rápidamente y de pronto poco más de 6 millones de personas nos encontramos ante la posibilidad de que un poderoso meteoro categoría 5 azotara nuevamente las costas de la zona metropolitana de Miami.
En los últimos cuatro años Florida ha enfrentado cinco huracanes categoría 5. Una anomalía que solo puede explicarse a través del prisma del cambio climático y del aumento en la temperatura de los océanos que aporta el combustible para el aumento en la frecuencia y la intensidad de estos fenómenos.
Hacia el fin de semana, el agua y la comida comenzaron a escasear en los supermercados, las filas se alargaron en las gasolineras y los aeropuertos se llenaron de miles de personas que prefirieron abandonar la ciudad. Pero, mientras todo esto ocurría en las calles, los científicos en el Centro Nacional de Huracanes enviaron un mensaje de calma a la población. Desde el sábado temprano pronosticaron que el megahuracán giraría al norte justo antes de llegar a la península de Florida. Un pronóstico valiente y sin precedente.
No hace mucho tiempo un huracán como Dorian habría obligado a las autoridades a ordenar la evacuación de todas las personas en la trayectoria de la tormenta, pero los avances tecnológicos y la experiencia de los científicos dedicados al estudio de estos fenómenos, han incrementado considerablemente la precisión de sus pronósticos. Armados con datos en tiempo real, imágenes satelitales, aviones caza huracanes, entre otras herramientas, los meteorólogos nos pidieron respirar con calma mientras la segunda tormenta más grande en los últimos 70 años en el Atlántico se estacionaba a menos de 100 km de nuestros hogares y nuestras familias.
Dorian devastó parte de las Bahamas durante 38 horas, dejando al menos 20 personas muertas, pero cuando avanzó lo hizo con el giro al norte que los científicos pronosticaron y que lo mantuvo lejos de la séptima zona metropolitana más poblada de Estados Unidos. Un triunfo de una rama de la ciencia que se ha convertido en la última línea de defensa entre nosotros y los efectos del cambio climático.
En cuatro años Florida ha enfrentado cinco huracanes categoría 5