Milenio Tamaulipas

Esto sí da miedo

- Susana.moscatel@milenio.com

corte popular de la mejor, como La hora pico pero para la generación de hoy. ¿Cuál sería la nota? Roxana Castellano­s. ¿Por qué? Porque la señora está haciendo algo que solo las más grandes estrellas de la comedia nacional como María Antonieta de las Nieves y Xavier López han podido hacer: conseguir que un personaje se convierta en actor de un programa.

Así como usted, hace años, veía a La Chilindrin­a o a Chabelo, y no a María Antonieta de las Nieves o XavierLópe­z,actuando,ahoraestá viendoaDey­aniraRubí,lamáxima creaciónde­Roxana,protagoniz­ando este título.

Esto es un acontecimi­ento, un tipo de comedia que necesitába­mos volver a ver. Alma de ángel, por su parte, es como La revista increíble de 1979 solo que con Niurka en lugar de Silvia Pinal.

Aquí tenemos una historia que se presta para todo pero, lo más importante, tenemos el regreso a Televisa de una figura con un inmenso poder de convocator­ia, una figura que se está luciendo, una figura que podría dar mucho de qué hablar. Creo que está pasando algo muy interesant­e con las comedias en Televisa. ¿Usted no?

Así como hace un par de meses millones de personas decidieron ver y compartir cómo se verían de ancianos con el uso de una aplicación que usa la tecnología de reconocimi­ento facial que muchos tememos, en días pasados ha estado pasando algo un tanto más intenso en China, y después de leer varias reacciones al respecto, solo les puedo decir que ahora sí tengo miedo. Creo que todos debemos tenerlo.

La app de la que hablo, que entró en su faceta experiment­al y viral por allá, se llama Zao y, por lo que alcancé a ver, tiene una capacidad magistral de insertar el rostro del usuario en varios clips clásicos o famosos de películas, así substituye­ndo al actor y logrando un intercambi­o que para muchos fue de diversión total, pero que a otros nos dejó un poco con la sangre helada. Es demasiado fácil. Está demasiado bien hecho (para la etapa en la que está) y si bien nadie va a pensar que quien les escribe era realmente Sarah Connor en Terminator, o que soy líder de algún grupo de K-Pop al ver esos videos, hay muchas otras cosas que considerar.

Hasta ahora, y como lo representa ya en algún momento la serie de la BBC que nos llega por HBO Years and Years, hay terror entre muchos políticos por el potencial uso de este tipo de tecnología que, literalmen­te, puede poner las palabras que sean en la boca de cualquiera. Tienen razón. Porque a fin de cuentas, como ya lo decíamos con otros temas similares: la gente suele creer lo que quiere e ignorar lo que no le conviene. Esto es claro en la política, pero ahora imaginen lo mismo en el mundo de los adolescent­es, los más jóvenes y el bullying.

Recuerdo que cuando ese termino se comenzó a usar algunos nos quejábamos. A todos nos ha tocado que en algún momento nos “torturaran” en la escuela. Creo que tardamos años en darnos cuenta que la tecnología realmente hace de esto algo infinitame­nte peor. Las agresiones llegan a todas horas, de todas maneras hasta a la comodidad del celular. No hay escape. Si de adultos aún no saben manejar nuestras emociones en WhatsApp (nuevamente, le damos el tono que queremos a las cosas) imaginen ese contexto de crueldad escolar. Ahora imaginen eso ya con esta tecnología rampante y libre. Leyendo artículos de varios medios que reportan las novedades tecnológic­as hay un punto en común muy valido de señalar: al menos los políticos (y los famosos, para el caso) tienen diversas plataforma­s donde pueden expresar o negar pública y masivament­e lo que ya se conoce como un Deep Fake, uno de estos videos donde uno parece estar haciendo o diciendo algo que no hizo. ¿Pero y los niños? Y no es broma. Cualquiera de nosotros está expuesto. Pero ellos están en la guerra. Y no se toman prisionero­s. No hay forma de negar algo de manera efectiva. Las mentiras se perpetúan porque “hay pruebas” y aunque todos sepan que existe y que pronto esta será nuestra realidad, “la verdad” tendrá exactament­e el mismo tipo de pruebas que la mentira. De por sí muchos en las nuevas generacion­es vienen convencido­s que su opinión equivale a los hechos. Así que como diría un gran súper héroe mexicano, “¿Ahora, quien podrá defenderno­s?”. No tengo idea.

Creo que tardamos años en darnos cuenta que la tecnología hace de esto algo infinitame­nte peor

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