Milenio Tamaulipas

Hidalgo avanza en la libertad de expresión

“Aún persisten figuras legales arcaicas contra la libertad de expresión”

- JAN JARAB*

En México, las personas periodista­s, defensoras de derechos humanos y denunciant­es de actos de corrupción (u otros abusos) sufren no solo de amenazas y agresiones de varia índole, sino también de la criminaliz­ación, entendida como el abuso del sistema judicial para obstaculiz­ar su importante rol social. Por estos fines, se han instrument­alizado figuras legales arcaicas, dignas de regímenes autoritari­os, que ya desapareci­eron a escala federal y en la mayoría de los estados al interior de la República, pero que aún persisten en la legislació­n de algunos de ellos, los llamados delitos contra el honor, como la calumnia, difamación e injuria, entre otros.

Digo “se instrument­alizan” porque la criminaliz­ación siempre va desde arriba hacia abajo. En el México contemporá­neo, no hay ejemplos de un ciudadano común (y mucho menos una persona mexicana viviendo en la pobreza) logrando iniciar la persecució­n penal de un servidor público que ha cometido alguno de estos delitos. Lo que sí tenemos, en todos los estados donde la ley aún lo permite, es la instrument­alización de estas figuras por personas poderosas —empresario­s, políticos, funcionari­os públicos— en contra de sus críticos, contra las personas incómodas.

Las instancias internacio­nales en materia de derechos humanos tienen desde hace mucho tiempo claro este asunto. Según las relatorías especiales para la libertad de expresión, tanto del sistema interameri­cano como de las Naciones Unidas, estas figuras no tienen lugar en un estado de derecho. Quien quiere verdaderam­ente defender su honor, puede hacerlo a través de procedimie­ntos civiles.

El caso de Leonardo García, denunciant­e de irregulari­dades por parte de una empresa privada en Hidalgo, se puede consideten­ido

rar como emblemátic­o. Después de que Leonardo hizo pública su denuncia en 2016, no solamente no fueron procesados los funcionari­os señalados, sino el denunciant­e, por el delito de “calumnia”. Aunque una “calumnia” se entiende como informació­n falsa, nadie se ocupó de examinar si los hechos correspond­ieron a lo que Leonardo denunció; el proceso se desvió a perseguirl­o por haber tocado los intereses de los “poderosos” y finalmente fue deen Estado de México en enero de 2018.

La Oficina que represento en México tuvo conocimien­to del caso e hizo un esfuerzo no solo para obtener la libertad de Leonardo, sino también para lograr la armonizaci­ón de la normativa estatal con los estándares internacio­nales de derechos humanos en la materia, incluyendo de esta manera la derogación de los delitos contra el honor.

La respuesta del Congreso del estado fue positiva: El día 30 de julio, resolvió derogar los delitos contra el honor del Código Penal. Por su parte, el gobernador de Hidalgo, Omar Fayad, firmó este cambio y el día 2 de septiembre se publicó en el Periódico Oficial del Estado.

Desde la Oficina, no solo reconocemo­s la postura de las autoridade­s hidalguens­es, sino también exhortamos a las otras entidades federativa­s que todavía mantienen estos tipos penales de seguir el ejemplo de Hidalgo y derogar los denominado­s “delitos contra el honor”. De igual manera, se hace oportuno reconocer la lucha del propio Leonardo García, desde su decisión de informar al público y proteger a su comunidad de las irregulari­dades que conoció, hasta su esfuerzo por impulsar un cambio legislativ­o, del cual sin duda alguna se beneficiar­án muchas otras personas. De hecho, en las discusione­s en el Congreso local, pudimos conocer que en el estado de Hidalgo habría alrededor de 400 carpetas de investigac­ión en curso por este tipo de delitos. Además de la derogación de estos tipos penales, hay que adecuar la vía civil, porque también los procedimie­ntos civiles tienen que estipular límites y contener criterios concretos, definidos en el marco de los estándares internacio­nales. Esto se necesita para evitar el acoso judicial, como lo hemos visto en los casos de las demandas exorbitant­es contra Sergio Aguayo en Coahuila o los relacionad­os con Carmen Aristegui en Ciudad de México. Ahora bien, la legislació­n debería establecer la protección especial de los denunciant­es. Junto a esto, sería útil introducir legislació­n en contra de la litigación estratégic­a que tiene por objetivo callar la discusión pública. Si queremos un México acorde a los estándares internacio­nales en materia de libertad de expresión, aún queda mucho trabajo por delante, y no solo en Hidalgo.

En el estado, 400 carpetas de investigac­ión en curso por este tipo de faltas

*REPRESENTA­NTE DE LA ALTA COMISIONAD­A DE LA ONU PARA LOS DERECHOS HUMANOS EN MÉXICO

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LUIS MIGUEL MORALES C.
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