Milenio Tamaulipas

“Soy como una escoba para bailar, pero muy buena como portera”

La senadora disfruta de ir al estadio Azteca cada 15 días para ver al Cruz Azul, hace buenos tamales y, como la mayoría de las mujeres, está harta de la violencia de género que se vive en el país y de la cual ha sido víctima

- FRANCISCO MEJÍA

Cuando Xóchitl Gálvez (Tepatepec, 1963) habla de las recientes protestas femeninas lo hace con furia y con memoria: “¿Qué, solo los hombres tienen derecho de agarrarse a chingadazo­s. Yo sufrí acoso y violencia cuando llegué a esta ciudad, a los 16, me torteaban en el Metro, me metían la mano…”.

Eran tiempos difíciles, vivía en un cuarto de azotea en la colonia Escuadrón 201, en Iztapalapa. Llegó desde el corazón del Valle del Mezquital, Hidalgo, sola y sin familia; vino a estudiar ingeniería y ahora es experta en “edificios inteligent­es”.

La senadora es, dice, parte de “una familia con todos sus bemoles y broncas”, fuera de la política sus pasiones son el futbol y beisbol, y su ídolo El Gato Marín.

¿Qué grafiti pondría en El Ángel?

A los 20 años: “¡Estamos hasta la madre!”

Así...

Sí. “¡Estamos hasta la madre!”

¿Ha sido víctima de alguna agresión?

Me tenía que subir al transporte público con un seguro para la ropa para defenderme, estuve a punto de renunciar a la carrera.

¿Cómo fue?

Un tipo me acosó en Iztapalapa, me quiso violar y, gracias a un cautín con el que soldaba en ingeniería, pude defenderme; le Rebelión en la granja, de George Orwell. di un golpe con el morral, lo noqueé y me eche a correr.

¿Está fuerte la violencia?

En el trasporte público las mujeres son agredidas y violentada­s; en ese entonces te quedabas callada, me acuerdo que estuve sentada en el Metro dos horas llorando y nadie me preguntó qué me pasó; estuve a punto de abandonar la carrera por acoso sexual.

¿Cuáles son sus gustos además de la política?

Me encanta el futbol, acabo de estar con mi familia en España en la final de la Champions League.

¿Jugó futbol?

En la Facultad de Ingeniería fuimos campeonas. Las de Medicina se quejaban de nosotras, porque decían que estábamos muy robustas, muy de uso rudo.

¿Cuál era su posición? Portereaba, pero era buena delantera.

¿Torció el camino?

Disfruto mucho ir al estadio Azteca cada 15 días con mis amigos, ahora me invitan al beis, es el deporte de moda. Acabo de ver a los Dodgers, seguía al Toro Valenzuela en los 80.

¿Baila?

No, tengo un marido músico, pero yo soy cero oído musical. Soy como una escoba: los hombros junto con la cadera.

¿Cuál es su lectura favorita? Rebelión en la granja, lo leí en la prepa y ahorita aplica muy bien por lo que está pasando, habla del autoritari­smo.

¿Por qué?

Por la libertad de expresión, siento que hay un acoso contra ella.

¿Su religión?

Soy católica, aunque de familia evangélica. Conviví con evangélico­s durante muchos años de mi vida… Pentecosté­s.

¿Hace oración? Sí,vamosamisa­losdomingo­sporla mañana a la Iglesia de La Covadonga; me gusta, es una forma de estar contigo misma, de reflexiona­r.

¿Cocina?

Se me da bien, pero entro muy poco.

¿Su guiso?

Dicen que los tamales, los vendí de niña en mi pueblo, además de gelatinas.

¿Cuál es su preferido?

Me salen muy bien los de jitomate con mucha cebolla, pollo, también los de mole.

¿Y su guiso favorito? El mole verde.

¿Lo hace ahora?

Debo confesar que ahora solo dirijo.

¿Quién le ayuda? Tengo una trabajador­a.

¿Con seguridad social?

Con seguro desde hace 18 años; mi marido se puede ir de la casa, pero ella no; ella es clave para mí porque hace que funcione el hogar, juega un papel importante.

¿Cuáles fueron sus últimas vacaciones?

Fuimos tres semanas a Europa, mi hija invitó los boletos de avión; recorrimos lugares maravillos­os, como Andalucía, caminamos en Milán...

¿Qué imagen se trajo de Europa?

Desarrollo y seguridad.

¿Cuál es su otro lado al margen de su quehacer político? Mi origen humilde, la cultura del esfuerzo, mi desarrollo basado en el trabajo y honestidad.

¿Su familia?

Una hija que tomó las riendas de la empresa como artista plástica; un hijo al que hay que estar arriando, espero que me traiga una medalla de oro, el cabrón, y un marido que a veces se desespera y se encabrona. Es una familia normal.

¿Normal?

Igual que todas, con éxitos y fracasos; tengo una hermana en la cárcel, la visito en Santa Martha por lo menos cada 15 días. Soy la que más va, pues los demás vienen de Hidalgo cada semana, no la dejamos sola.

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OCTAVIO HOYOS La legislador­a con el uniforme del enemigo.
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¿Cuál es su libro favorito?

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