Toledo en la memoria colectiva
Fueron las redes sociales las primeras en dar la nota: Toledo partió al cosmos. Fue eneseespaciodondelagenteexpresócolectivamentesuadmiración,cariñoyentregaaunhombre que había pintado la fuerza primigenia de México. Lasolidaridaddelartistaacausassociales,sindicales,independientes, la diversidad sexual, la izquierda golpeada por años, o de los indígenas. Su último suspiro: aquel instante consagratorio donde Toledo corría por las calles de Oaxaca con un papalote en el cielo, el que anunciabalatragediadelos43estudiantesdeAyotzinapa.Si de algo sirve la memoria colectiva es para decirle al poder que la unión de las fuerzas terrenales igual tienen concienciadelosagravioscometidosporautoridades.
Estaba escrito en el aire, esos hilos que se concatenanenlasredessociales:despuésdelosmuralistasDiego Rivera y José Clemente Orozco; después de Rufino Tamayo,lafiguradeFranciscoToledocobraunafuerza inusitada en el inconsciente colectivo. Los seres de luz no necesitan de homenajes nacionales. No existieron enloshechosporquelafamiliadelartista respetóelsentirdeToledo:afestinarami tierra, nada de Bellas Artes ni fotografías de mi ataúd junto a funcionarios para la imagendelosmediosdecomunicación…
A cambio de eso, la gente del pueblo se acercó a depositar flores en el máximo recinto cultural de Ciudad de México, y a ver la muestra de Toledo en el Museo NacionaldeCulturasPopulares.¡Mejor!
Toledo constructor de la Oaxaca con personalidad, única en el mundo a partir de sus recintos culturales. Toledo en cuatro tomos, libros de Fomento Cultural Banamex en los que las imágenes del artista lo ascienden como la propuesta pictórica más arriesgada entre suscontemporáneos.ElcaricaturistaHelgueralodibujó desnudo, con sus pinceles, con el falo inhiesto, como si de ahí saliera la fuerza de sus obras animalescas, en — diría Octavio Paz— “la extrema modernidad de Toledo y la extrema antigüedad de Toledo”. No hay libro más precisoparacomprenderloquelabiografíadeAngélica Abelleyraen2001:Sebuscaunalma.Retratobiográfico deFranciscoToledo,delquemesientoorgullosoeditor.
Las redes sociales sirven para denostar, sí, pero igual para darle a una persona el acto consagratorio por una obraycompromisopolíticocomoelqueFranciscoToledodemostróenvida,nosolodepalabra;condinero,con manifestacionespúblicas,conlafuerzadeserquienera, yconseguirparartropelías,como construirunestacionamiento en pleno corazón de su ciudad consentida. O pretender un McDonald’s en la Plaza Principal. Ganó casi todas sus batallas. México se queda huérfano de un ser humano que vivió como si fuera un ejército entero, dispuesto a frenar excentricidades de políticos sin cultura, sensibilidad, sabiduría hacia las comunidades indígenas. El propio Toledo fue víctima de la estigmatizacióndelosrostrosmorenosentierraderacistas…
Pocos sabían de su cáncer de pulmón. La discreción para salir del mundo explotó en las redes sociales como la enorme voz de los sin voz, para decirle a Toledo lo mucho que lo queremos, que lo admiramos y que difícilmente habrá otro como él: un arte irrepetible.
Los seres de luz no necesitan de homenajes nacionales