Milenio Tamaulipas

Violencia en la escuela, un reflejo del exterior

- MARÍA DORIS HERNÁNDEZ OCHOA doris.hdz8a@gmail.com

Cada vez que sucede una tragedia en la escuela, la sociedad se conmociona, es nota periodísti­ca y motivo de comentario­s en el hogar. Pero al pasar las semanas deja de ser tema y la sociedad sigue adelante sin que operen cambios substancia­les.

No se reflexiona en el impacto que sucedea una realidad que nos rebasó a partir de la mochila peligrosa, pero en realidad la causa no está en la falta de su revisión al salir de casa como al ingresar a la escuela. El problema está en el contenido… sino en lo que haya dentro de su cabeza y corazón del joven estudiante.

¿Qué hay en la cabe cita del niño ola niña? Miedos, heridas emocionale­s, pesar, in comprensió­n, rencor inconscien­te pero sobretodo, soledad, agravada por la discrimina­ción o por las diferencia­s con otros niños que parecen, o más felices, o menos desdichado­s.

Los sistemas de seguridad no dan resultado,ni siquiera la revisión o si existiera un arco electrónic­o, como en los aeropuerto­s de los Estados Unidos.

De un hogar cálido y amoroso, con padres cuidadosos y comunicati­vos, no es fácil que se forje una perspectiv­a de violencia en un joven. Alimentarl­os de amores el mejor antídoto, pero no de un amor mecánico y estereotip­ado, sino uno que refleje autenticid­ady sea capaz de difundirlo en las personas de su alrededor.

Una madre cumple con su cometido, pero el niño ve cómo trata a la doméstica, a la persona que toca a la puerta en busca de un apoyo y con qué vulgares ex presiones se refiera a otras.

Un chico de primaria que ingresó con arma sala escuela y disparó contra su profesor ay contra sí mismo nos hizo a todos girar en torno a nuestra responsabi­lidad por tener un país tan violento como el que tenemos.

Todos debemos sentirnos culpables, pero más los promotores de la violencia, los delincuent­es y quienes hacen negocio presentan do juegos o películas con escenasvio­lentas que no deben verlos jóvenes. A los más débiles e inseguros tenemos la obligación de cuidar y tratar. Allí debe estar la sociedad mexicana: personific­ada en esos agentes promotores de la armonía y los valores humanos. Los festejos escolares y la repartició­n de juguetes, por lo masivo, no pueden llegara ninguno de los niños en su individual­idad.

Debemos evitar crisis por desamparo y temores. Evitemos se formen copos de nieve que un día podrían convertirs­e en mortalaval­ancha.

Los hijos huérfanos de padres vivos( como diría David No elRa mí rez),sonl os niños de todos y no lo hemos visto así.

Debemos luchar por la vida y evitar la muerte violenta

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