No nos van a fallar
Hace unas semanas tuvimos un proceso electoral con eventos masivos en todo el territorio nacional, incluso con importantes conciertos. Lo disfrazamos todo guardando sana distancia y aplicando gel antibacterial el día de la votación.
Desde hace algunos meses los bares y restaurantes están abiertos, lo disfrazamos con gel antibacterial, un tapete y midiendo la temperatura.
¿Por qué las escuelas no han vuelto a casi un año desde la suspensión de clases?
Primero, porque en realidad fue un error haber aplicado a los docentes la vacuna CanSino, la cual no es aceptada para el ingreso a países como España y ha despertado serias dudas respecto a su efectividad tras el paso de los meses y frente a las variantes del virus (urge saber el número de docentes que pudo acceder a otra vacuna).
Segundo, porque en México más de 46,500 escuelas no tienen agua potable, hablamos del 23% de los planteles, y las cifras que manejan organismos internacionales y no gubernamentales es mayor. La plataforma Agua Capital estima que prácticamente cinco de cada 10 escuelas, es decir la mitad, no cuentan con drenaje. ¿Cuántas, previo a la pandemia, cree usted que le brindaban jabón al alumnado previo a la pandemia? Es el México real.
Pero precisamente por ese México real, de tantas diferencias y marginación, urge que se reactiven las clases. Aquí hablamos de 2 millones de personas que en el país no tienen ni acceso a energía eléctrica. De acuerdo con la SEP y la SNTE, 44% de los alumnos tienen internet en casa. Hablamos que, de entrada, en esta estimación 56% carece de esta posibilidad, pero podrían ser muchos más.
Pagar un servicio de internet y tener un dispositivo que permita seguir las clases en línea sigue siendo un privilegio reservado a una minoría. ¿Deben volver las clases? Definitivamente, pero se requiere un regreso a clases bien planeado y supervisado.
Que de acuerdo con la realidad de cada alumno, maestro, familia y escuela se tomen las mejores decisiones, por etapas, en un modelo flexible y no en uno general. Estamos llamados a la responsabilidad colectiva. Hoy, varias generaciones están en riesgo, necesitan más que nunca a las maestras y los maestros de México, esos que llevan meses luchando, nuestro futuro está en sus manos. Sabemos que no nos van a fallar.
Se requiere un regreso a clases bien planeado y
supervisado