No da lo mismo, pero es igual
No sé si más importante que el triunfo ante la selección de Guatemala, en la segunda jornada de la Copa Oro, es que anoche en el Cotton Bowl de Dallas no se haya reproducido el grito de “Puuuuto” que miles de aficionados mexicanos insisten en seguir dirigiendo al portero rival cada que éste despeja un balón.
La advertencia de la FIFA se ha convertido en sanción y de no acatarse esta prohibición, se sabe ya, está en riesgo el pase al Mundial de Qatar 2022, no solo el asunto de tener que jugar sin público.
Es triste reconocerlo, pero este grito de carácter discriminatorio solo se deja de escuchar cuando la sanción se concreta y agrava, no por un acto de conciencia colectiva que parta de una autocrítica.
Entonces se tendrá que asumir que los castigos funcionan. No corrigen de fondo nada, pero sí pueden evitar repeticiones de conductas bochornosas.
Se dice que el grito llega cuando la afición se siente frustrada o enojada porque el equipo no gana en la cancha y los partidos se complican. Vamos a tener que observarlo en otro momento.
En el campo estrictamente futbolístico se sabe que, aunque se piense lo contrario, no es nada sencillo vencer, y mucho menos golear, a rivales del área centroamericana. Los guatemaltecos salieron a jugar con todo, muy enganchados en marcar con concentración pocas veces vista, a los delanteros mexicanos. Así que el triunfo por tres goles a cero fue producto de un real esfuerzo y trabajo por parte de todo el equipo mexicano.
El fin de semana se vivirá ante El Salvador un juego muy similar. Tan similar que al final, sufriendo como anoche, se tendrá que registrar una victoria holgada.
Y así hasta llegar a la Final, seguramente contra el representativo B de los Estados Unidos, y ganarla. Por eso digo que el atractivo de esta Copa será la de observar el comportamiento de los miles de aficionados que se presenten en el estadio.
Se dice que el grito llega cuando la afición se siente frustrada o enojada
con el equipo