Las horas previas
Los Juegos Olímpicos se inauguran en cuatro días, pero continúan desconectados. Nunca tuvimos una relación tan fría, lejana y aburrida entre los Juegos y la humanidad, como la que estamos viviendo estas horas. La cobertura en medios es escasa, las campañas nulas y los aficionados al deporte parecen mirar hacia otro lado.
Confiemos que al encenderse el pebetero y ver los primeros atletas alcanzando sus metas, la temperatura cambie. Pero si no arropamos a Tokio 2020-2021 más que a cualquiera otra edición olímpica, no solo tendremos unos Juegos solitarios, sino abandonados a su suerte
En caso de suceder, me temo que el espíritu olímpico que transmitiremos a futuras generaciones se desvanecerá. A pesar de la desolación olímpica que la mayoría pretende demostrarnos, quienes nos mantenemos expectantes e ilusionados con su desarrollo pondremos atención en un puñado de atletas que tendrán la responsabilidad de convocar a millones de personas con la dinámica de los Juegos: Caeleb Dressel, el heredero de Phelps, buscará 6 oros en su segunda participación olímpica, convirtiéndose junto a su compatriota Katie Ledecky, en los ejes acuáticos de Tokio.
En los gimnasios el gran atractivo es Simone Biles, quizá la única figura olímpica que hoy sea capaz de detener el mundo al momento de su participación: los hombros de esta gimnasta cargarán la mayor cantidad de audiencia. Al no existir herederos de Usain Bolt, la velocista estadunidense Allyson Felix y la jamaicana Shelly-Ann FraserPryce serán las responsables del espectáculo en la pista; mientras en el campo, los saltadores Armand Duplantis, con su pértiga, y la gran representante del deporte latinoamericano, la venezolana Yulimar Rojas, en el triple salto, asumirán su compromiso con el atletismo junto al keniata Eliud Kipchoge, récord mundial en maratón.
Por último, en las canchas, con Kevin Durant encabezando un tímido Dream Team, y Novak Djokovic en pleno asalto al Golden Slam, algo que solo ha logrado conquistar Steffi Graf, Tokio tendrá esa necesaria cuota de show y estrellato que ponen los deportes más comerciales. Las horas previas a unos Juegos Olímpicos definen nuestra pasión por el deporte, no las dejemos escapar..
Elespíritu olímpico que transmitiremos a futuras generaciones se desvanecerá