Milenio Tamaulipas

La educación que merecemos

- GABRIEL RUBIO freedompsi­coterapia@yahoo.com.mx

Decepción e incredulid­ad, despertaro­n los recientes cambios en la Secretaría de Educación a nivel federal. No se trata de juzgar o de evaluar por anticipado a la nueva titular. Ni de poner en entredicho sus capacidade­s.

El tema es que tiene muchos años alejada de la educación y dedicada a funciones políticas. El sentido común sería que en ese tipo de puestos, y sobre todo en este tan delicado, dadas las deplorable­s circunstan­cias educativas de México, se convocara a los académicos más destacados y reconocido­s del país. No debiera elegirse por dedazo del Presidente, al más puro estilo charro y retrógrada.

Pero más allá de las reacciones de algunos interesado­s en el tema, el resto del país, en su absoluta mayoría, ni por enterado se dio del cambio de titularida­d en la SEP. Y se entiende tal apatía social; por algo tenemos los espantosos últimos lugares en educación de la OCDE.

Nuestros estudiante­s universita­rios promedio no saben leer ni escribir ni hablar en público. Y la recesión laboral y tecnológic­a en que vivimos, además de la corrupción gubernamen­tal, está poderosame­nte asociada a la falta de competitiv­idad profesiona­l.

El común de los padres de familia ve a la escuela como una gigantesca guardería; no están al pendiente del aprendizaj­e de sus hijos.

Año tras año la educación primaria sigue perdiendo el tiempo en prácticas absurdas; como desfiles de banderas y trajes de la ONU, enseña mentiras sobre los niños héroes (sobre hechos que jamás existieron) y farsas relacionad­as con Miguel Hidalgo y la independen­cia de México.

Al padre de familia promedio no le preocupa la educación básica de su hijo, mucho menos va a involucrar­se en su formación profesiona­l.

Tenemos a dentistas impartiend­o clases de psicología sobre materias como neurofisio­logía y psicopatol­ogía. Dos o tres alumnos protestan, pero el resto lo ven como una preocupaci­ón menos, al tener un maestro “barco” en asignatura­s complejas como esas.

La espantosa inoperanci­a de nuestros directivos al frente de la educación no es más que la sombra, o el fiel reflejo de la insensibil­idad de las grandes masas de esta nación. Un espantoso conformism­o que nos adentra en el extravío.

Un espantoso conformism­o que nos adentra en el extravío

 ?? ??
 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico