Milenio Tamaulipas

La fugacidad

- LAURA OLIVIA HERNÁNDEZ lolivia_1964@yahoo.com

¿

El tiempo es arena en las manos? El lunes se vivió un caos en la ciudad, fue el inicio escolar, las prisas, las rutas experiment­adas con anteriorid­ad para llegar al destino, no funcionaro­n. Nos rebasaron las expectativ­as.

Cada año miramos las mismas escenas: los pequeños como tortugas cargando sus mochilas, sus uniformes nuevos, bien planchadit­os con su corbata, estrenando zapatos. Da gusto mirarlos, su camino de estudios será largo.

¿Terminarán una carrera profesiona­l? Dicen que, de los que hoy entran a nivel básico, solo 10 concluyen sus carreras universita­rias. Hay una baja en la matrícula considerab­le, producto de la pandemia, difícil de enfrentar, retos que como sociedad debemos combatir. La educación es una bomba que transforma mente y corazón, sus cimientos van a lo profundo, a lo fundamenta­l de la vida.

El hado, el destino, esa fuerza que rige nuestro camino a veces anda muy descarriad­a, extraviada, dando tumbos y en eso se nos van los segundos, perlas que ruedan a las alcantaril­las, que no sabemos valorar.

Dice Séneca que “es muy corta y desasosega­da la vida de aquellos que olvidan las cosas pasadas, descuidan las presentes, abrigan temores del porvenir: cuando llegan al final, comprenden tarde los pobres cuánto tiempo han estado ocupados en no hacer nada”.

Cuando un joven abandona las aulas es difícil que regrese y después viven añorando ese tiempo que se quedó tirado.

La vida puede ser un texto en prosa, una comedia, tal vez un entremés de metáforas, humor y es lo que vivimos los que acompañamo­s a festejar los 24 años de La Claraboya Literaria en el Café la Victoria.

Hace unos ayeres en la Librería de Cristal, fue como un renacimien­to después de un largo oscurantis­mo, hubo momentos muy emotivos, Villela logró sacar a María Luisa Govela y Diana Zamora de su autoexilio, Arturo Castillo sigue en su caverna, sin embargo envió un texto, disfrutamo­s de una velada con detalles que hace tiempo no sentíamos. Ráfagas fascinante­s que como una diminuta brizna van poblando nuestros días de recuerdos, nostalgias, sueños. El puerto de las letras tiene un buen astillero. Leer es una forma de atesorar instantes perpetuos como un exlibris marcan nuestra senda de este tiempo.

Éxito a los estudiante­s y no desistan en sus anhelos. Carpe diem.

De los que hoy entran a nivel básico, solo 10 concluyen carreras

universita­rias

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