La impopularidad decretada por los irracionales
Las políticas públicas cambian directamente la vida de la gente. El desprestigio de lasclasesgobernantesnotendríaquellevaraunrechazotandescomunalytajante que la funesta consecuencia fuere el paralelorepudioalsistemademocrático.
De la misma manera como los individuos descontentos con sus circunstancias y condiciones económicas deciden desconocer el libre mercado para abrazar el colectivismo socialista, también los otros inconformes terminan creyendoquelasbondadesdelademocraciason perfectamente desechables.
Vivimostiemposdeinsatisfaccionesy rencores.Muchagentesesientedespojadadecualquierposibilidaddemejorarsu propiaexistenciayenelhorizontedeben entonces aparecer los grandes culpables deesteestadodecosas.Y,puessí,alguien, en algún lugar, debe ser el responsable de lainfelicidadvividapor los millones de seres humanos que no encuentran ni bienestar ni satisfacción alguna en el mundo real.
En las naciones prósperas y desarrolladas el enojo también existe y se manifiesta tanto en el desprecio al orden establecido como en el más flagrante desinterés por lo público, entendido esto último como la tarea de gobernar, de proponer acciones y proyectos, de adoptar medidas para resolver los grandes problemas nacionales o de responder meramente a los retos del presente.
NohayrazónalgunaporlacualunpresidentecomoJoeBidendebieraserimpopular. Pero tampoco la misma popularidad, como unidad de medida, tendría que ser tan determinante en el ámbito político.Losresultadosdelprimermandatario de la nación más poderosa del planeta están ahí, a la vista de todos. Pero, según parece,elasuntonoesésesinounacuestión mucho más intangible en tanto que no se derivadeloshechos,loslogros,losdatosy las cifras sino que pertenece a la insondable esferadelasemociones.
Después de que gobernara un gran tipo como Barack Obama, ¿quiénhizoactodepresenciaenelescenario?Unsujetodelacalaña de Donald Trump, señoras y señores, a quien siguen, hoy mismo, millones de adeptos creyéndose, encima, la especie de que fue víctima de un fraude en las pasadas elecciones presidenciales.
Adiós a la racionalidad. Así se vive en el universo de la rabia, así se tramitan los asuntos, así se interpretan los sucesos...
Así se vive en el universo
de la rabia, así se tramitan los asuntos