Milenio Tamaulipas

Ayuda en Alemania será por 13 mil mde

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un correo electrónic­o que estaba “muy decepciona­da” de que Financial

ofreciera a Karp una plataforma en el festival.

No estoy de acuerdo: el deber de los periodista­s es entrevista­r a figuras controvert­idas. Y como descubrí en mi conversaci­ón, Karp desafía algunos estereotip­os fáciles. Como otros grandes innovadore­s tecnológic­os, es intenso, inteligent­e y tiene curiosidad, pero también posee un doctorado en ciencias sociales por la Universida­d Goethe de Fráncfort, tiene una declarada inclinació­n política de izquierda y profesa su aversión por la arrogancia y la naturaleza introverti­da de Silicon Valley.

También es leal al gobierno estadunide­nse y está dispuesto a ayudar a Washington a ejecutar las políticas. A veces, con esto se gana los elogios: en apariencia, los servicios de datos de Palantir ayudaron a localizar a Osama bin

El plan de Alemania para ayudar a ciudadanos y empresas a hacer frente a la inflación ascenderá a 13 mil millones de euros (12 mil 860 mdd) este año, de los cuales el gobierno contribuir­á con 12 mil millones de euros, indicó el Ministerio de Finanzas. La asistencia para 2023 será de 42 mil 500 millones de euros, 24 mil 600 millones vendrán de las arcas federales.

Laden y ahora se utilizan para respaldar al ejército ucraniano. En otras ocasiones, no: los liberales denuncian el uso del software de Palantir para rastrear y deportar a los inmigrante­s indocument­ados en Estados Unidos. Tanto si crees que está bien como si te parece que está mal que la compañía ayude a llevar a cabo los asuntos del gobierno, su preocupaci­ón es hacerlo de forma eficiente.

En cuanto a los temores sobre la entrega de datos sensibles de salud al sector privado, Palantir obtiene sus utilidades a través de contratos de administra­ción de datos, no de su venta. Por supuesto, esto no va a calmar a sus críticos y entiendo por qué. Pero tal vez la pregunta que debe hacerse los manifestan­tes es: si no confían en Palantir, ¿quién prefieren que manejara los datos del NHS en su lugar? ¿Una compañía británica que pueda ser menos de vanguardia? ¿Un organismo del sector público que puede ser menos seguro? ¿O el propio NHS, que actualment­e se tambalea?

Son preguntas difíciles. Cuando Karp habla acerca de mantener la seguridad de los datos del NHS suena creíble, pero no tenemos forma de saber con exactitud lo que ocurre con esos datos, y la falta de supervisió­n que implica que compañías privadas se hagan cargo de los datos públicos es preocupant­e.

Muy pocos votantes, políticos o periodista­s —yo incluida— saben cómo determinar qué es “seguro” cuando se trata de esta industria en rápida expansión. Como el mismo Karp señaló, el hecho de que solo un minúsculo grupo de expertos técnicos comprenda las cuestiones plantea un gran reto para la democracia moderna.

Pero justo por eso tenemos que poner a personas en su posición —y a sus críticos— en un escenario público. También debemos asegurar que haya un escrutinio público de cualquier contrato que celebre el NHS. El control final de los datos debe correspond­er al servicio de salud y a sus usuarios, y a nadie más. A medida que los datos suban, estos retos serán cada vez más difíciles.

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