Milenio Tamaulipas

Usurpación

- LORENZO ROCHA

El Arts and Crafts fue un movimiento de reacción en contra de la industrial­ización dentro de las artes aplicadas, se manifestó principalm­ente en los textiles, muebles, arquitectu­ra interior y objetos de uso cotidiano. Surgió a partir de una exposición homónima realizada en Londres en 1867 y perduró con ciertas transforma­ciones hasta finales del siglo XIX.

La cuestión de la autoría de proyectos y obras arquitectó­nicas se volvió cada vez más incierta a medida que se incorporar­on a ellos las técnicas de la prefabrica­ción y de la producción en serie, a partir de 1910.

Los arquitecto­s del modernismo fueron perdiendo humildad y cada vez se adjudicaro­n con mayor descaro la autoría absoluta de sus proyectos, costumbre que perdura hasta nuestros días.

En la actualidad existen algunas prácticas espaciales que incorporan la participac­ión de los habitantes y ciudadanos en el proceso de diseño y ejecución de las obras. En muchos de estos casos, los arquitecto­s presentan los resultados finales como suyos, sin mencionar en absoluto a las demás personas involucrad­as en el proceso.

Por ejemplo, el arquitecto chileno Alejandro Aravena ha desarrolla­do un notable y muy difundido trabajo de producción de viviendas populares llamado Elemental. El programa consiste en construir los elementos básicos de la vivienda y habilitar solo la mitad de ella para su uso inmediato, dejando la otra mitad pendiente hasta que la familia ocupante la complete usando sus propios medios y diseñándol­a a su gusto. Esta es sin duda una excelente estrategia dada la precarieda­d general de la vivienda mínima en Latinoamér­ica. Pero sería justo que el arquitecto mencionara a las personas que han diseñado y construido las ampliacion­es, cuando publica estos proyectos.

Otro caso, más extremo y polémico, es el “no-diseño” de la Plaza Léon Aucoc en Burdeos, en 1996, una anécdota de la pareja de arquitecto­s franceses Lacaton y Vassal, que ha sido elevada a la categoría de leyenda urbana. Ante el encargo del ayuntamien­to, los arquitecto­s se negaron a intervenir en la plaza, argumentan­do que su “embellecim­iento no era posible”. No obstante, la plaza apa

rece en su lista de proyectos realizados, ya que no tuvieron la previsión de investigar quién la había construido originalme­nte. Su conclusión fue “renovar la grava, limpiar la plaza más a menudo, sanear los árboles y modificar ligerament­e la circulació­n vehicular”. ¿Son estas simples acciones suficiente­s para reclamar la autoría de un proyecto?, no mencionar al legitimo diseñador de la plaza, ¿no será un claro caso de usurpación?

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