Milenio Tamaulipas

Sin benzodiace­pina

- RAFAEL PÉREZ GAY rafael.perezgay@milenio.com @RPerezGay

Hace quince años empecé a tomar Tafil para combatir el temor a la muerte que me trajo una enfermedad amenazante. Me libré hasta hoy de las oscuridade­s y los dolores del cáncer, pero me quedé cerca de la benzodiace­pina. La pastilla me ayudaba a dormir y a reducir las dosis masivas de miedo. Y pasó el tiempo. Tomaba una pastilla de Tafil de .50 antes de dormir y ahí estuve mucho tiempo, en la comodidad del sueño largo sin sobresalto­s nocturnos.

Un día vi a un actor en tremendas escenas de acción y no pude recordar su nombre: Mel Gibson. ¿Quién olvidaría ese nombre? Yo. Sé que con los años los olvidos son comunes y corrientes, pero ya había leído que la benzodiace­pina podría causar torpeza en la memoria, los espejos rotos que dice Borges. Decidí entonces dejar el Tafil, o el sucedáneo porque no se consigue en las farmacias.

Derrotar una adicción, una hazaña. Las primeras noches sin sustancia fueron difíciles. El primer despertar ocurre a las tres de la mañana y puede durar una o dos horas. En ese tiempo sólo tenemos pensamient­os imperfecto­s, tiempo para la creación de infiernos. La noche dentro de la noche inventa seres terribles, callejones sin salida, vidas tristes. En el día cuatro tuve que vencerme y tomar una mitad de la pastilla del sueño, en realidad un ansiolític­o.

Persistí a brazo partido, no voy a tragar la pastilla. Al amanecer me sentía bien, alerta, casi diría que pendiente y al tanto de los detalles del mundo, pero las noches crecían dentro de mí y en la madrugada devoraban mi voluntad.

Le puse a la hora macabra, cuatro de la mañana, intencione­s secretas para vencer la oscuridad: leer, repasar notas escritas durante el día, recordar días luminosos. El optimismo es una enfermedad incurable, al cabo de los días me sentí mejor, como si hubiera escapado de una prisión. La pregunta que aún me ronda: ¿quiero dejar la prisión?

¿Vivir sin benzodiace­pina me ha vuelto más libre? No lo sé, pero funciono mejor, cualquier cosa que esto quiera decir, aunque en algún momento de la mañana la angustia me acecha, lo que el Tafil impedía.

No olvido: el sueño siempre fue para mí una batalla campal. Ya duérmete, me decía mi madre, y yo oía esto: ya muérete. Seguiré informando.

No olvido: el sueño siempre fue para mí una

batalla campal

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico