Punto de relajación y esparcimiento
Siendo líder del sindicato de Pemex, “don Joaquín”, tuvo la idea de construir un lugar de esparcimiento para que los trabajadores y sus familias pudieran disfrutar a bajo costo; en aquella época de los años 70, se creía que solo los ricos se podían ir de vacaciones, de ahí surge el proyecto de edificar El Recreativo. Carolina Infante Pacheco, cronista de Ciudad Madero, recuerda que este espacio fue pensado primeramente solo para los petroleros; sin embargo, después se abrió para toda la población.
El sitio cercano a la playa contaba con un hotel de no más de 40 habitaciones, algunas con vistas al mar, restaurante, alberca, chapoteadero, un tobogán, además de un parque denominado Nuevo Chapultepec, donde había canchas de tenis, básquetbol, voleibol, softbol, área de asadores, además de un puente colgante sobre un lago artificial y que durante los fines de semana tenía mucha afluencia. También existía un trenecito que te movía por todo el lugar, de las albercas al parque, del parque al hotel, del hotel al área de asadores. Cuando se organizaban los torneos de pesca, iban las familias completas y se hospedaban en el hotel.
Por su parte, Joaquín Hernández Correa, hijo del ex líder sindicalista, recuerda que él tenía alrededor de 15 años cuando se inauguró el hotel del Recreativo, construido en un área muy amplia de médanos en una zona
conocida como La Pulga. Indica que el día de la inauguración un día de septiembre llovía mucho y derivado de ello no había energía eléctrica, por lo que su padre consiguió un motor Caterpillar para generarla.
Respecto a cómo era su interior señala que no era lujoso, era para gente trabajadora, para un turismo social. Las habitaciones contaban con dos camas de tamaño matrimonial con base de concreto, un pequeño guardarropa y un baño. En su mente dice tener bien grabada una alfombra roja en los pasillos, que le llamaba la atención pues al estar en zona de playa se llenaba de arena, algo curioso de las instalaciones.