Los riesgos de las falsas comunicaciones
Parafraseando a Pascal, se debe exclamar: “Dudo,
luego existo”
Hemos entrado de plano a los rápidos efectos de la tecnología de las comunicaciones; nos encontramos de pronto ante varios riesgos que pueden afectar a la persona no preparada.
Se derivan de quienes se “divierten” o se dedican profesionalmente a la falsificación con diferentes objetivos.
En este caso uno de esos artificios son los llamados fake news, acompañadas con falsas fotografías que desconciertan, hacen creer ante aparentes evidencias, pero están falsificadas.
“La sociedad cruza un momento crítico: por un lado, la sobreexposición a la información con mensajes de texto de amigos, o simplemente cuando se revisan redes, donde inunda un alud de mensajes” en opinión de Alejandro Martín del Campo, director de Humanidades Digitales, del Itesm.
Las personas perciben una saturación que muchas veces les hace alejarse de la información, pues resulta cansado y optan por revisar otro tipo de contenidos.
No es un fenómeno exclusivo de algún país: en México con frecuencia, circulan noticias falsas o verdades aderezadas con falsedad -incluso promovidas por las propias autoridades y partidos- sobre supuestas declaraciones de figuras públicas, lo que confunde a los ciudadanos. Se agrega a los anterior la aparición de la llamada inteligencia artificial que malévolas mentes la usan para falsificar declaraciones con voz e imagen del exponente, pero que no corresponde a la realidad, como el hacer aparecer a conocido magnate recomendando la inversión en bonos o certificados con óptimas ganancias, otras de tinte político o quien ordena “de viva voz” por internet a un empleado que haga un depósito en tal cuenta. ¡Falso!
Los especialistas en este nuevo fenómeno con base tecnológica recomiendan que se revise la fuente y confirme la identidad de la persona, que agregue algún dato muy personal o particular de la empresa.
_ Ya no se diga de quienes roban o “jaquean” los datos telefónicos y solicitan depósitos por una “emergencia” o como rescate.
Ahora parafraseando a Pascal, se debe exclamar: “Dudo, luego existo”.