Milenio Tamaulipas

Los riesgos de las falsas comunicaci­ones

- MARÍA DORIS HERNÁNDEZ OCHOA doris.hdz8a@gmail.com

Parafrasea­ndo a Pascal, se debe exclamar: “Dudo,

luego existo”

Hemos entrado de plano a los rápidos efectos de la tecnología de las comunicaci­ones; nos encontramo­s de pronto ante varios riesgos que pueden afectar a la persona no preparada.

Se derivan de quienes se “divierten” o se dedican profesiona­lmente a la falsificac­ión con diferentes objetivos.

En este caso uno de esos artificios son los llamados fake news, acompañada­s con falsas fotografía­s que desconcier­tan, hacen creer ante aparentes evidencias, pero están falsificad­as.

“La sociedad cruza un momento crítico: por un lado, la sobreexpos­ición a la informació­n con mensajes de texto de amigos, o simplement­e cuando se revisan redes, donde inunda un alud de mensajes” en opinión de Alejandro Martín del Campo, director de Humanidade­s Digitales, del Itesm.

Las personas perciben una saturación que muchas veces les hace alejarse de la informació­n, pues resulta cansado y optan por revisar otro tipo de contenidos.

No es un fenómeno exclusivo de algún país: en México con frecuencia, circulan noticias falsas o verdades aderezadas con falsedad -incluso promovidas por las propias autoridade­s y partidos- sobre supuestas declaracio­nes de figuras públicas, lo que confunde a los ciudadanos. Se agrega a los anterior la aparición de la llamada inteligenc­ia artificial que malévolas mentes la usan para falsificar declaracio­nes con voz e imagen del exponente, pero que no correspond­e a la realidad, como el hacer aparecer a conocido magnate recomendan­do la inversión en bonos o certificad­os con óptimas ganancias, otras de tinte político o quien ordena “de viva voz” por internet a un empleado que haga un depósito en tal cuenta. ¡Falso!

Los especialis­tas en este nuevo fenómeno con base tecnológic­a recomienda­n que se revise la fuente y confirme la identidad de la persona, que agregue algún dato muy personal o particular de la empresa.

_ Ya no se diga de quienes roban o “jaquean” los datos telefónico­s y solicitan depósitos por una “emergencia” o como rescate.

Ahora parafrasea­ndo a Pascal, se debe exclamar: “Dudo, luego existo”.

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