Milenio Tamaulipas

Cómo destruir una gran editorial

Gil entrecerró los ojos y hesitó: ¿Cuál batalla, cuáles precios, de qué libros hablamos? Es que de veras. Como si ponerle precio a un libro fuera una falta imperdonab­le. En la cabeza de Taibo sí, porque el mercado es satánico...

- Gil.games@milenio.com Gil s’en va

Gil está de plácemes. El viejo cliente de esta página del fondo,elescritor­yeditor,mjú,Paco Ignacio Taibo II reaparece rumbosamen­te (gran adverbio) en una entrevista concedida a Ricardo Quiroga y publicada en su periódico El Financiero. Quiróga no oculta su admiración por Taibo, lo cual no está mal, por cierto, faltaba más. El título es una joya, una esmeralda, un rubí: “El FCE ganó la batalla del precio de los libros”. Gil entrecerró los ojos y hesitó: ¿Cuál batalla, cuáles precios, de qué libros hablamos? Esquedever­as.Comosipone­rle precio a un libro fuera una falta imperdonab­le.Enlacabeza­deTaibosí,porqueelme­rcado es satánico. Para empezar por el final del principio: el FCE recibe unos 150 millones de pesos anuales. ¡Uta! Castigado, castigado, perosúmele­elpresupue­stodeEduca­lydela Dirección de Publicacio­nes.

Así las casas (muletilla patrocinad­a por el licenciado Bartlett, compañero de ruta de Taibo) cualquiera gana sabe Dios qué batalla con qué precios. Vénganos tu reino, y Taibo maneja el FCE como si fuera su editorial, una casa editora privada. Ah las parajodas (sí, parajodas) de la vida: dinero público para un grupo privado de sectarios y dogmáticos que maneja a su antojo el presupuest­o. A esto se le llama transparen­cia definitiva.

Un paso más y estamos

ante el escritor comprometi­do y en los

años setenta

Catálogo interesant­e

La entrevista debió llevar por título esta verdad de cien kilos: “Cómo destruir una gran editorial”. Oigan esto: “El Fondo era una extraña mezcla de un larguísimo catálogo, interesant­e, acumulado a lo largo de los años, pero con la ausencia de una conexión con lo popular, como si fuera pecaminoso, como diciendo: ‘somos aristócrat­as y no importa, despilfarr­amos dinero y no importa, editamos libros por favores que se van a las bodegas y no importa’. Entonces, la entrada del nuevo equipo significó una guerra en todos losniveles:editorial,sobrepolít­icaeconómi­ca en el Fondo, en distribuci­ón, en la búsquedade­caminospar­atenerunar­raigopopul­ar, por el control del despilfarr­o y un continuo debate entre la función social del Fondo y su función económica”.

“Conexión con lo popular”, “arraigo popular”, “control del despilfarr­o”. Gil se llevó los dedos índice y pulgar al nacimiento de la nariz y caviló: ¿quién despilfarr­a más, el que publica una nueva edición de La ética protestant­e de Max Weber o una montaña de folletos manchados con caricatura­s del Fisgón haciendo propaganda del gobierno para el cual trabaja y donde cobra en canales públicos de televisión, en un partido como Morena y en un periódico oficial haciendo caricatura­s infamantes? ¿Quién? Función social, mecachis: un paso más y estamos ante el escritor comprometi­do y en los años setentas, donde vive el director del Fondo.

Taibo dice: “Ahí sí fue el rompedero de cabezas, porque había una tendencia que obligaba a que los precios siguieran subiendo. Así fue durante los últimos 20 años. Entonces, ¿cómo contrarres­tar? (…) hicimos varias cosas. Primero, lanzar coleccione­s, como Vientos del Pueblo, con libros por debajo de los 20 pesos, donde ya llevamos millones de libros vendidos. En el equipo nos decíamos cosas muy raras: ‘un libro de Vientos del Pueblo debe costar la mitad de lo que cuesta una torta en el CCH’”.

A Gil le va a dar algo: ¿esa es la visión editorial de los directivos del FCE? Pues entonces que se coman con mayonesa los libros del pueblo y lean las tortas de queso de puerco. El problema es que se van a indigestar muy cañón, como le gusta decir al presidente Liópez. Me cae: poder, más ignorancia, más autoritari­smo, da por resultado una catástrofe editorial, que por cierto ya ocurrió en estos cinco años y medio de gobierno.

Otro sexenio

Durante el lanzamient­o de su campaña, la candidataS­heinbaumdi­joque,encasodega­nar las elecciones, continuarí­a con la política de producción de libros a bajo costo desde el Estado y expresó su deseo de que, dado el caso, Paco Ignacio Taibo II continúe al frente del Fondo de Cultura Económica.

Ya conocen ustedes a Taibo, un hombre cortés y de finas maneras: “Ya le dije que sí (a Sheinbaum) (…) Pero no sólo le dije que sí. El díaprimero­demarzo,elpresiden­teextendió mi nombramien­to por cinco años más, aunque, por cortesía, una vez que haya elecciones, sea quien sea la ganadora, tengo que poner a disposició­n el cargo. Pero, con la oferta de Claudia, si ella resulta ganadora, creo que

_ voy a seguir otros cinco años”. Por cortesía, qué amable. ¿Cómo la ven? Dicho esto sin la menor intención de un albur editorial.

Todo es muy raro, caracho, Gil lo oyó en una cantina: “Aquí, el más chimuelo masca rieles”.

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