El petróleo y el diferencial negativo de precio futuro
El viernes pasado, los precios del petróleo alcanzaron su punto más alto en cinco meses, cuando el Brent superó los 90 dólares por barril (dpb). Esto se atribuye a la percepción de una mayor demanda y a la posible interrupción del suministro de crudo debido al riesgo geopolítico derivado del conflicto en Asia Occidental.
Por otra parte, la OPEP y sus diez aliados, conocidos como OPEP+, acordaron la semana pasada mantener su política de producción recortada hasta al menos finales de junio. Esto,
naturalmente, impulsaría el precio del hidrocarburo al alza.
Al mismo tiempo, la Agencia Internacional de Energía (AIE), en su informe mensual del viernes, proyecta que la oferta aumente 0.7 por ciento en 2024, principalmente por el impulso de los países que no pertenecen al pacto de la OPEP+, liderados por EU. Aún así, pronostica descensos de los inventarios si la OPEP+ mantiene sus actuales recortes de oferta. En ese caso, el mayor descenso de las existencias se produciría en el tercer trimestre, coincidiendo con la temporada alta de demanda en el hemisferio norte, cuando muchos operadores también esperan un repunte en los precios.
Sin embargo, a pesar de la posición de la OPEP+, el apetito global por el consumo de petróleo sigue en desaceleración debido al aumento del parque de autos eléctricos y a un panorama económico desafiante, según la AIE. En particular, de acuerdo con el informe de esta agencia, la contribución de China al aumento mundial de la demanda de petróleo se reducirá de 79 por ciento en 2023 a 45 en 2024 y 27 por ciento en 2025. Todo esto, calcula la AIE, podría llevar a la alianza OPEP+ a alcanzar niveles de producción ociosa históricamente elevados.
En el balance de efectos de estos fenómenos, los futuros del crudo Brent se han incrementado, al tiempo que se estima una disminución posteriorocasionadaporladisminucióndelcrecimiento económico y la demanda. Con ello se daunasituaciónconpreciosparaentregainmediata que superan a los de entrega futura, lo que se conoce en inglés como backwardation.
Para un país exportador, como México, el impacto del precio del petróleo es significativo: en la medida en que suba de manera sostenida, se incrementa el ingreso disponible para financiar la demanda agregada, lo cual, a su vez, incide en un tipo de cambio más bajo.
En este contexto, los Precriterios de Política Económica 2025 anticipan, en efecto, una menor demanda debido a una posible desaceleración económica a escala global. Como resultado, se estima que el precio promedio de la mezcla mexicana de exportación se sitúe en 71.3 dpb en 2024, mientras que para 2025 se proyecta una cotización de 58.4 dpb.
Alcierrede2023,elprecioseubicóen67.6dpb, al terminar el primer trimestre de 2024 en 76.3 dpb y al 11 de abril en 78.6 dpb. Es decir, las proyecciones 2024-2025 en los Precriterios lucen alineadas con el elevado nivel actual y la posición debackwardationdelmercado.Deestamanera, en el corto plazo el precio del petróleo contribuiría a un tipo de cambio relativamente bajo y, más adelante, la disminución del su valor podría incidir en un aumento ligero de la paridad del peso, también previsto en los Precriterios.