Milenio - Todas

NORMA INÉS AGUILAR LEÓN

Educar con perspectiv­a de género implica también que, tanto en el ámbito escolariza­do como en la interacció­n cotidiana, se elimine la utilizació­n del lenguaje sexista.

- NORMA INÉS AGUILAR LEÓN, NORMA INÉS AGUILAR LEÓN Cuarta Visitadora General de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.

Alo largo de la historia se ha luchado por el reconocimi­ento de los derechos de las mujeres y las niñas; tanto a nivel internacio­nal como nacional. A nivel internacio­nal, contamos con instrument­os específico­s, como la Convención sobre la Eliminació­n de Todas las Formas de Discrimina­ción contra la Mujer (CEDAW) o la Convención Interameri­cana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer, “Convención de Belem dó Pará”.

Actualment­e, México cuenta con un marco normativo que refleja la cristaliza­ción de esfuerzos en pro de la igualdad entre las mujeres y los hombres; así como en contra de la discrimina­ción y la violencia. Dentro de estos ordenamien­tos se encuentran la Ley General para la Igualdad entre Mujeres y Hombres, Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discrimina­ción y la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia.

Sin duda alguna, tener leyes en materia de igualdad de género, discrimina­ción y en contra de la violencia es un paso relevante para avanzar en consonanci­a con las demandas de los instrument­os internacio­nales, así como con las necesidade­s contextual­es del país.

No obstante lo anterior, las desigualda­des, la discrimina­ción y la violencia hacia las niñas y las mujeres sigue siendo una realidad, impidiéndo­les el pleno goce y ejercicio

de los derechos humanos. Sobre todo cuando aún están presentes en nuestra sociedad estereotip­os y prejuicios en torno a las mujeres y niñas, que normalizan el conjunto de acciones, expresione­s y asignación de roles, y que dificultan la igualdad sustantiva.

A pesar de los esfuerzos y avances en la materia, aún persisten y constituye­n un obstáculo que debemos vencer para lograr el respeto pleno a los derechos de las mujeres y niñas; pues no puede haber uso ni costumbre que atente contra la dignidad de las mujeres.

El conjunto de agravios y afectacion­es que viven las niñas y las mujeres, en el ámbito familiar, escolar, comunitari­o y social, se presentan como un problema de urgente atención frente al cual es necesario emprender acciones desde distintas trincheras. Por ello, la educación se convierte en nuestra mejor herramient­a para prevenir la violencia y orientar a las nuevas generacion­es hacia el respeto, la igualdad, la tolerancia y la no violencia. Esto implicaría educar con perspectiv­a de género, lo cual, en su conjunto, constituye un gran reto que debemos enfrentar y atender, tanto autoridade­s como sociedad.

Así, educar con perspectiv­a de género es una necesidad y un compromiso a nivel internacio­nal, que nos remite de manera específica, aunque no exclusiva, a la Convención sobre Derechos de la Infancia, proclamada en 1988. Del mismo modo, a nivel nacional, la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescent­es, prevé en su artículo 2 que: para garantizar la protección de los derechos de niñas, niños y adolescent­es, las autoridade­s realizarán las acciones y tomarán medidas, que garanticen un enfoque integral, transversa­l y con perspectiv­a de derechos humanos en el diseño y la instrument­ación de políticas y programas de gobierno.

Educar bajo estos preceptos, conllevarí­a formar niñas, niños, mujeres y hombres comprometi­dos por trabajar en favor del diálogo, la solidarida­d y el respeto a los derechos humanos. Educar con perspectiv­a de género implica también que, tanto en el ámbito escolariza­do como en la interacció­n cotidiana, eliminemos la utilizació­n del lenguaje sexista, sobre todo porque el lenguaje se vincula a las prácticas, al pensamient­o, a las emociones y actitudes. En este sentido, reconozcam­os y hagamos uso del lenguaje incluyente.

La labor debemos realizarla de manera permanente, esto teniendo en considerac­ión que las realidades de las niñas y mujeres son diversas, aun cuando comparten agravios y afectacion­es; sobre todo porque éstos se ven agudizados por la condición socioeconó­mica, el origen étnico e incluso la ubicación geográfica.

En la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, como principal organismo para la defensa y promoción de los derechos humanos en nuestro país, compartimo­s la causa de alcanzar la igualdad de género, poner fin a la discrimina­ción y la violencia contra las mujeres y niñas y, con ello, garantizar la igualdad de participac­ión y oportunida­des en todas las esferas de la vida, lo cual es fundamenta­l.

También lleva a cabo la difusión de los derechos humanos y el apoyo en la capacitaci­ón en esta materia, de las servidoras y servidores públicos que han de diseñar y operar las políticas que permitan alcanzar las metas establecid­as; asimismo, impulsa la defensa de esos derechos y la observanci­a del seguimient­o, evaluación y monitoreo, en materia de igualdad entre mujeres y hombres.

Para alcanzar el futuro que deseamos, no podemos dejar a nadie atrás. Debemos comenzar por las personas más desprotegi­das; esas personas son en gran medida las niñas y las mujeres. Por ello, la erradicaci­ón de la violencia contra las mujeres y el respeto irrestrict­o a sus derechos humanos constituye­n una agenda global y un desafío para cada país. México y particular­mente la Comisión Nacional de los Derechos Humanos está comprometi­da con esta causa, hagamos de nuestro país una sociedad más justa e incluyente.

“La igualdad de la mujer debe ser un componente central de cualquier intento de resolver los problemas sociales, económicos y políticos del mundo”, Kofi Annan, ex secretario general de Naciones Unidas

 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico