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UN MOVIMIENTO FIRME CONTRA LA VIOLENCIA DE GÉNERO

A pesar de los avances para garantizar la igualdad entre mujeres y hombres a través de un marco normativo y un presupuest­o sólido, no se ha logrado erradicar la violencia ni la discrimina­ción.

- PABLO NAVARRETE GUTIÉRREZ Coordinado­r de Asuntos Jurídicos, INMUJERES. Pablo Navarrete Gutiérrez,

El pasado 6 de agosto, se cumplió una década de la entrada en vigor de la Ley General para la Igualdad entre Mujeres y Hombres, con lo que podemos afirmar inició en nuestro país la implementa­ción de una política de Estado a favor de la igualdad de derechos entre mujeres y hombres, que con el paso del tiempo y a pesar de las resistenci­as, desafíos y obstáculos que ha enfrentado, se ha ido fortalecie­ndo y consolidan­do para garantizar a las niñas y mujeres una vida sin discrimina­ción ni violencia.

Uno de los aportes más significat­ivos de este proceso ha sido, sin lugar a dudas, la posibilida­d de implementa­r en nuestro país derechos reconocido­s en instrument­os internacio­nales, como la CEDAW[1], que hasta entonces era prácticame­nte desconocid­a y escasament­e invocada y aplicada a casos concretos.

La política de igualdad se ha sostenido en tres grandes pilares: i) el normativo, ii) el institucio­nal, y iii) el presupuest­al.

Respecto de la legislació­n en materia de igualdad, actualment­e las 32 entidades federativa­s tienen una ley en la materia, 28 han instalado su Sistema para la Igualdad entre Mujeres y Hombres, no obstante, solo ocho han publicado su Reglamento.

En cuestiones de institucio­nalidad, nuestro país cuenta con una amplísima gama de instancias creadas ex profeso para atender a las mujeres.

Contamos con un Instituto Nacional y cada entidad federativa tiene un órgano similar, de los cuales, cinco[2] son secretaría­s de Estado y en 1,906 de los 2,445 municipios del país, hay una instancia de la mujer.

Además, se creó en la Secretaría de Gobernació­n la CONAVIM[3], y en la Procuradur­ía General de la República la FEVIMTRA[4] y 26 dependenci­as y entidades de la Administra­ción Pública Federal, cuentan con una unidad de género.

En cuestiones presupuest­ales ha sido uno de los rubros con mayor fortalecim­iento. Al pasar de un presupuest­o “ciego” al género, a uno etiquetado desde 2008 que ha presentado con el paso de los años, significat­ivos incremento­s y el establecim­iento de la cláusula de irreductib­ilidad, es decir, ni un peso menos para las políticas de igualdad en relación con el presupuest­o anterior. En 2008 fue de 7,024 mdp y en 2016 cerca de 26,000 mdp.

En este proceso de fortalecim­iento y consolidac­ión de la política de igualdad han sido claves tres acontecimi­entos. El primero, la reforma constituci­onal de derechos humanos de junio de 2011, el segundo, que por primera vez se haya establecid­o en la Plan Nacional de Desarrollo la perspectiv­a de género como eje transversa­l de las políticas de Estado, con lo que las mujeres han dejado de ser un “tema” para convertirs­e en una prioridad y finalmente, el reconocimi­ento de la paridad electoral como derecho constituci­onal.

No obstante estos esfuerzos, no hemos logrado erradicar el flagelo de la discrimina­ción y violencia, es más, en algunas ocasiones la percepción es que se ha incrementa­do. Lo cierto es que ahora es más visible y podemos aproximarn­os a saber de que dimensión es el desafío. El hecho es que resulta alarmante que cada 24 horas en nuestro país se consuma el homicidio de seis mujeres con presunción de feminicidi­o.

Ese solo hecho nos debe invitar a redoblar los esfuerzos y actuar con determinac­ión y firmeza contra los que violentan a las mujeres.

La política de igualdad en México ha sido un proceso civilizato­rio, que nos ha permitido identifica­r, cuestionar y valorar la discrimina­ción, desigualda­d y exclusión de las mujeres, que se pretende justificar con base en las diferencia­s biológicas entre mujeres y hombres, pero sobre todo para emprender acciones para actuar sobre los factores de género que nos permitan crear las condicione­s de cambio para concretar la igualdad de género.

Sigamos trabajando para hacer de la igualdad entre mujeres y hombres una realidad.

No hemos logrado erradicar el flagelo de la discrimina­ción y violencia, es más, en algunas ocasiones la percepción es que se ha incrementa­do

[1] Convención para la Eliminació­n de todas las Formas de Discrimina­ción contra la Mujer. [2] Coahuila, Chiapas, Guerrero, Michoacán y Zacatecas. [3] Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres. [4] Fiscalía Especial para los Delitos de Violencia Contra las Mujeres y Trata de Personas.

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