EDUCACIÓN, DERECHO HUMANO
Este derecho es fundamental para garantizar el desarrollo de todas las potencialidades de las niñas y las mujeres.
La promoción y defensa de los Derechos de la mujer ha sido una tarea permanente, tanto de las mujeres como de instituciones a nivel internacional, desde la “Declaración de la Mujer y la Ciudadanía” en 1791, en Francia, por Olympe de Gouges, hasta las Convenciones de la ONU en el presente siglo, en las que se reconoce que las leyes no bastan por sí mismas para garantizar la igualdad de derechos de la mujer, sino que es necesario el compromiso de los Estados en su defensa y promoción, a la par del diseño de estrategias y planes de acción para lograr su desarrollo humano, el cual impactará de manera favorable en el desarrollo de las naciones.
En este artículo, destacamos el Derecho a la educación que tiene toda persona, según lo proclama la Declaración Universal de los Derechos Humanos y, en particular, como derecho que tienen las niñas y mujeres.
La educación es un medio para garantizar que tanto los niños como las niñas gocen de las mismas oportunidades y le permitirá a la mujer desenvolverse en la vida de una manera integral, plena y efectiva. ¿Por qué? Porque la educación es el proceso que tiene como finalidad el desarrollo de todas las potencialidades del ser humano, entre las que se encuentran: la intelección, la capacidad de razonamiento, la comunicación, la interpelación o capacidad de cuestionar aquello que no entendemos o con lo que no estamos de acuerdo, entre muchas otras más. Estas capacidades le permitirán a la mujer:
· Hacer efectivos el ejercicio y disfrute de los Derechos Humanos.
· Lograr su formación integral como persona y participar con mayor efectividad en diferentes contextos. Optar por el camino que desee como resultado de sus intereses individuales o familiares: desenvolverse en un ambiente laboral, acorde con su profesión y ser de esta manera corresponsable en el desarrollo nacional y el mantenimiento de su familia y hogar; o dedicarse al cuidado, a la orientación escolar y de salud, de sus hijos e hijas, así como planificar su familia, ambos, caminos de igual importancia y trascendencia en la vida de la comunidad.
Hay que trabajar en la coeducación, para educar a los niños y niñas como iguales, para conquistar la igualdad de oportunidades.
· Ser menos susceptible de ser víctima de la explotación laboral o sexual.
· Acabar con prejuicios o prácticas culturales que limitan su salud emocional y física. La gran tarea en la sociedad mexicana en cuestiones educativas está en varias dimensiones:
· Cambiar la actitud de la sociedad respecto a la educación de las niñas y mujeres, para reconocer que tienen derecho a la educación, porque hay sectores en los cuales se sigue dando preferencia a los varones y no a las niñas, en el momento de decidir en familia quién va a la escuela.
· Trabajar en la coeducación, que consiste en educar a los niños y niñas como iguales, para conquistar la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres.
· Reforzar los programas de reducción de la pobreza para garantizar una educación equitativa y de calidad, así como incrementar la oferta de la educación pública en todos los niveles educativos, promover el acceso y la permanencia en éstos de las niñas, así como los resultados del aprendizaje y su realización personal, para evitar que haya mujeres que se queden sin la oportunidad de tener una profesión y evitar con esto que se empleen en actividades no lícitas.