NO MÁS PEDAZOS DE PAPEL
El rezago existente en derechos humanos es un tema al que debe darse prioridad.
La primera legislación en materia de violencia familiar en México, se dio en el entonces Distrito Federal, con la promulgación de la Ley de Asistencia y Prevención de la Violencia
Intrafamiliar para el Distrito Federal en 1996, fue la primera ley en todo el país que reguló el tema de la violencia familiar, ya que un estudio realizado en aquel entonces, demostró que este era uno de los principales fenómenos sociales que más afectaba a las mujeres, niñas y niños en la Ciudad de México. Esta ley sirvió de base para que la mayoría de los estados de la República legislaran en estos temas.
Veintiún años han pasado desde que los reflectores se posaron sobre uno de los grandes problemas sociales de México, pero ¿qué tanto hemos avanzado en los hechos?
México, el mismo país donde leyes de avanzada están vigentes, como la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, la NOM-046 sobre Violencia familiar, sexual y contra las mujeres (antes NOM-190 de Criterios para la atención médica de la violencia familiar), el mismo México que a través de la reforma de su artículo primero de la Constitución hizo vinculatorios todos los tratados internacionales en los que el Estado Mexicano ha sido parte, como tal es el caso de la Convención de Belém do Pará, la Convención sobre los Derechos del Niño, entre muchas otras; sin embargo, México sigue siendo, lamentablemente, uno de los países más rezagados en la protección de los derechos de las mujeres, niñas y niños.
Para muestra no necesitamos irnos muy lejos en la historia, el reciente caso de Lesvy, hallada muerta en la UNAM, víctima de violencia familiar en el noviazgo, cuya muerte las autoridades atribuyeron a un supuesto suicidio que todavía está en entredicho; o el caso de Mireya, a quien la violencia familiar e institucional orillaron a suicidarse, habiendo previamente privado de la vida a sus tres hijos, tras conocer la sentencia de una juez que ordenó la pérdida de la custodia de sus hijos y se la otorgó al padre de estos, a quien Mireya había denunciado por cometer abusos contra ellos.
Según estadísticas del INEGI del 2014, 47% de las mujeres que han tenido, al menos, una relación de pareja en la cual han sido agredidas físicamente. Pero recordemos que la violencia no solo es física, sino también psicológica, económica, sexual, verbal y patrimonial.
¿Entonces cuál es el estatus de la legislación en materia de violencia familiar en México? Creo que, en este caso, se deberían recordar las palabras de Ferdinand Lassalle, quien señalaba que las leyes en la materia se convierten en un simple pedazo de papel, que no se cumplen y que en muchos casos ni siquiera se conocen, tanto por las mismas instituciones del Estado como por los ciudadanos del mismo. Así, las leyes se convierten en mera diarrea legislativa que carecen de calidad abundando en cantidad.
Queda mucho por hacer, sobre todo en materia de educación, la que enseñe, desde la más tierna infancia a niños y niñas que los conflictos se tienen que resolver pacíficamente y no a través de la violencia, que se les enseñen los principios de igualdad y respeto a las personas, entonces, estaremos en el camino de lograr una nueva conciencia social que surja con las nuevas generaciones y que logre romper los estereotipos culturales que separan a hombres y mujeres, los que han permitido que ellos se sientan con el derecho de ejercer violencia en contra de los más débiles de la familia, y estos no puedan ser debidamente protegidos, solo así, el problema de la violencia familiar disminuirá paulatinamente.
México sigue siendo uno de los países más rezagados en la protección de los derechos de las mujeres, niñas y niños