PRIORIDAD INCORPORAR LA MATERIA DE GÉNERO EN LAS UNIVERSIDADES
La educación es el eje en la formación académica, de valores y de convivencia entre personas, pero además, tiene el encargo fundamental de forjar actitudes y relaciones sociales entre las y los alumnos que se forman en las escuelas. Por ello, es indispensable que la igualdad entre mujeres y hombres sea uno de los valores centrales que se promueva en el interior de los centros educativos y con prioridad de las universidades, que contribuyen a la transformación epistémica y, por tanto, a la erradicación de estereotipos de género que se manifieste en el ámbito profesional.
Además, la educación ha constituido el medio por excelencia para adquirir, transmitir y acrecentar la cultura; la educación es un catalizador del desarrollo del individuo, un elemento que genera una transformación de la sociedad y se ha establecido como un referente para evaluar el progreso del país. De ahí la importancia de que el género sea una variable de gran relevancia que contribuya a que la educación sea de calidad.
Sin embargo, y pese a los avances, es necesario modificar desde el origen, es decir, desde las aulas, que las y los universitarios estén formados en el tema de género. Un grupo de expertas mencionan que “no basta con crear experiencias educativas o talleres para sensibilizar, lo que hace falta es transformar procesos, modificar normativas e impulsar la difusión de todos los temas relacionados”.
Los espacios de género en las universidades han sido el lugar más importante para la generación de un conocimiento crítico sobre las distintas formas de desigualdad social entre los sexos; sin embargo, hay que hacer notar que la construcción de estos espacios ha sido ardua y difícil, y ha estado sometida a una serie de obstáculos institucionales que ponen de manifiesto las resistencias para incorporar esta visión científica en el análisis de las problemáticas sociales. Teniendo este espacio la necesidad de ser fortalecido, desde el aspecto económico, hasta la voluntad social y política.
El incluir el tema de género en las universidades, es de suma importancia ya que es ahí donde se encargan de profesionalizar a las universitarias y universitarios, con el objetivo de darles las herramientas necesarias para incorporarse a la vida laboral, donde aplicarán los conocimientos adquiridos en las diferentes esferas, cuya importancia y finalidad última, será la de permear en la sociedad.
Dicho de otra manera, comentan Didriksson, Campos y Arteaga: “Las universidades son las entidades educativas que en forma obligada tienen que innovar, crear, construir, descubrir, tramitar, aplicar, conservar y superar el conocimiento, practicar y desarrollar la investigación”. Aportando el conocimiento que la sociedad necesita para trascender hacia el futuro, entonces se cumplirá el rol de la educación superior.
Por lo que sería una manera de generar una transformación en la sociedad, al implementar las materias de género en las universidades aportando bases para lograr la igualdad sustantiva, ya que estas instituciones cuentan con una población cautiva que va aumentando en cada ciclo escolar, además de ser replicadores en el momento que estos estudiantes se suman a la población profesionista en los diferentes campos de la sociedad.
La inclusión de la perspectiva de género en la educación supone un factor de innovación y cambio educativo. La educación puede convertirse en un factor clave para garantizar la justicia y la cohesión social, siendo la equidad de género un indicador de calidad de los sistemas educativos. La introducción de la perspectiva de género en la educación involucra cambios que afectan desde la organización escolar y los contenidos curriculares hasta los recursos educativos, la formación del profesorado.
Podemos concluir que el incorporar la materia de género en todas las universidades autónomas de los estados jugará un papel muy importante dentro de la comunidad estudiantil, impactando aproximadamente a los 1,007,927 alumnos, que a su vez se volverán replicadores dentro de su campo laboral, social y familiar, al generar un conocimiento crítico sobre las distintas formas y situaciones de desigualdad y violencia que viven las mujeres, sin olvidar que el número de egresadas y egresados aumenta cada año.
Es indispensable que la igualdad entre mujeres y hombres sea uno de los valores centrales que se promueva en el interior de los centros educativos y con prioridad en las universidades