NUEVOS VARONES
Las relaciones de dominación ya no funcionan, ahora se están dando desde un plano de igualdad.
Hombres y mujeres debemos avanzar en el mismo sentido y en la misma dirección. Cumplir el sueño de una sociedad igualitaria no es tarea exclusiva de las mujeres, al final, la igualdad beneficia a todos y todas, sin distinción de género.
Requerimos una sociedad sin jerarquías, sin luchas de poder, una sociedad sensible, inclusiva y pacífica. El trabajo de reducir la brecha de desigualdad ha estado soportado históricamente sobre los hombros de las mujeres, pero ya es hora de que esta labor sea compartida. Debemos transitar a los “nuevos varones” que impulsen, apoyen y celebren el avance de sus compañeras.
Cada vez son más los hombres que disfrutan de la perspectiva de las llamadas “nuevas masculinidades”, ya que les permite vincularse de una forma más sana y afectiva con sus hijos, desterrando el estereotipo tan arraigado de que los padres son los “fuertes”, los “jefes” y los “proveedores”, a los que no se les permite demostrar ni externar sus debilidades, sus miedos, sus sentimientos.
La autoestima de los hombres depende casi exclusivamente del éxito profesional, y el reconocimiento público de su liderazgo.
La idea de lo masculino y de ser hombre, aparece vinculada al ámbito público, para lo cual deben ostentar sabiduría, poder y demostrar excelencia. Lo femenino se ubica en el ámbito privado, familiar, del cuidado de los otros, de los afectos.
Lo delicado y peligroso de esta situación, se refleja en colocar a los hombres en un escalón por encima de las mujeres, por lo que se sienten con la condición de ejercer violencia sobre ellas. De lo que se trata con las “nuevas masculinidades” es lograr que hombres y mujeres, entendamos que el hombre no tiene que demostrar que es valiente, agresivo, ni la mujer pasiva, dependiente ni sumisa.
Muchos sufren una gran carga de inseguridad sobre cuál es su papel, y tienen miedo a perder su “importancia” en el rol familiar y/o social, por lo que emplean la violencia tratando de ejercer, demostrar y mantener el poder sobre su entorno.
Las relaciones de dominación, sumisión, ya no funcionan, ahora las relaciones se están dando desde un plano de igualdad. Debemos enfatizar que la violencia contra las mujeres, tiene como raíz la desigualdad, desigualdad que se ha construido a través de la historia, por lo que se requiere de convicción y esfuerzos coordinados para poder erradicar patrones culturales y prácticas sociales.
La evolución de la masculinidad juega un papel fundamental en la igualdad de género. Requerimos de más, de muchos más hombres colaboradores y mujeres transformadoras.
Necesitamos incidir en las nuevas generaciones, en los y las adolescentes y en la niñez, la educación juega un papel primordial, eso será lo que marque la diferencia y nos conduzca a la verdadera igualdad.
Debemos trabajar en políticas públicas integrales, en donde la brecha de género, se vaya acortando cada día más, y a través de las cuales, podamos erradicar el patriarcado, la misoginia, la discriminación, y por supuesto la violencia hacia las mujeres.
En Quintana Roo con el fin de romper estereotipos y alcanzar la igualdad entre mujeres y hombres, hemos capacitado de manera exitosa tanto a los grupos de policías de todo el estado como a los trabajadores del volante de los diferentes sindicatos de taxistas, quienes comprometidos con los temas de género e igualdad se capacitan de manera constante, no ha sido una tarea fácil, pero creemos que al incursionar con estos sectores lograremos un impacto positivo y de beneficio para toda la sociedad quintanarroense.
El trabajo de reducir la brecha de desigualdad ha estado soportado históricamente sobre los hombros de las mujeres, pero ya es hora de que esta labor sea compartida