Delegada Regional de la Zona Poniente de la CDMX, ISSSTE.
Es fundamental considerar que este paradigma permite tener una visión actual congruente del envejecimiento y la vejez.
El envejecimiento saludable está conformado por la salud física, el funcionamiento cognitivo, el bienestar y la participación como elementos fundantes
Estamos frente a un fenómeno demográfico emergente, el envejecimiento, que da luz al tema de los derechos humanos de las y los adultos mayores en pos de una vida digna y autónoma. Una vida feliz y útil a la sociedad.
En México, la situación prospectiva, según el INEGI, establece que hacia el año 2030, más de 15 millones de personas serán mayores de 65 años. La transformación de la pirámide poblacional exige la intervención de disciplinas científicas, instituciones, sociedad civil y gobiernos; se esperan respuestas en el corto plazo mediante políticas públicas integrales y atención a las demandas que esta población plantea, que van desde las sanitarias hasta el bienestar integral, pasando por las de estructura de tejido social.
El envejecimiento saludable (Organización Mundial de la Salud, OMS, 2002) está conformado por la salud física, el funcionamiento cognitivo, el bienestar y la participación como elementos fundantes.
Se trata de un proceso mediante el que las personas mayores adoptan o fortalecen estilos de vida saludables desde la autogestión, utilizando también, de manera óptima, sus redes de apoyo social formal e informal. En suma, se sabe que, desde esta posibilidad teórica y con una perspectiva multidisciplinaria, detectar factores protectores es posible para, posteriormente, promover diversas estrategias positivas de salud integral en las personas mayores.
Estudios realizados por la OMS (2002) y por De la Serna (2003) indican que, a mayor edad, los hombres se vuelven más pasivos y las mujeres se convierten en expertas de los temas domésticos y su entorno. Por lo que el género es determinante en el papel tradicional de las mujeres como cuidadoras de la salud ajena, dejando pendiente su propia vida.
Considerar la perspectiva de género permitirá reconocer los vacíos en la socialización diferencial de hombres y mujeres que, llegando a la tercera edad, pueden ver afectada su vida por prejuicios y mitos acerca de lo que socialmente se espera de sus roles.
En la Facultad de Estudios Superiores Zaragoza (FES) de la UNAM, hemos desarrollado una metodología basada en el concepto de Envejecimiento Activo, establecido por la OMS en 1999 como “el proceso de optimización de las oportunidades de salud, participación y seguridad, con el fin de mejorar la calidad de vida a medida que las personas envejecen”. Tiene tres niveles de abordaje, como i) paradigma, ii) estrategia política y iii) programas y acciones comunitarias. En este sentido, es indispensable que se consideren los tres niveles para el desarrollo e implementación de programas nacionales, estatales y municipales, ya que el paradigma sustenta la estrategia política, que es la base operativa para los programas y acciones comunitarias.
Este modelo de atención de núcleos gerontológicos, sustentado en el enfoque teórico del Envejecimiento Activo y el Empoderamiento, con investigación acción, considera el autocuidado, la ayuda mutua y autogestión, así como el uso óptimo de las redes de apoyo social formal e informal, con el fin de lograr el máximo de bienestar, salud y calidad de vida de las y los adultos mayores en la comunidad. Como resultado de la investigación, se logró que en el estado de Hidalgo se adoptara como política pública el Envejecimiento Activo.
Es fundamental considerar que el envejecimiento activo es un paradigma que permite tener una visión actual congruente del envejecimiento y la vejez, ya que se ha demostrado que, en la actualidad, la mayoría de las personas mayores son funcionales y por lo tanto representan un capital social fundamental, sobre todo para ellas mismas.