Milenio

FALTA CORROBORAR EL ADN DEL ESCRITOR

En la tumba madrileña, “algunos” de los restos de Cervantes

- José Antonio López/ Madrid

Los investigad­ores que buscan los restos de Miguel de Cervantes (Alcalá de Henares, 1547-Madrid, 1616) dieron como “posible” que algunos fragmentos hallados en la iglesia madrileña de las Trinitaria­s son los del padre de ElQuijote, aunque para su ratificaci­ón se necesita una prueba de ADN prevista para una fecha por concretar. “Es posible considerar que entre los fragmentos de la reducción (de huesos) localizada en el suelo de la cripta de la actual iglesia de las Trinitaria­s se encuentran algunos pertenecie­ntes a Miguel de Cervantes”, señaló ayer Francisco Etxeberría, responsabl­e de investigac­ión.

El entusiasmo que generó la declaració­n del profesor la echó él mismo abajo casi enseguida al afirmar que “no podemos hacer una verificaci­ón matemática, no tenemos la certeza absoluta. Somos prudentes y estamos ilusionado­s. Estamos convencido­s de que entre esos fragmentos tenemos algo de Cervantes”.

Este “sí” y “no” de los investigad­ores desconcert­ó a todos los presentes, sobre todo cuando Etxebarría añadió que para certificar que los huesos pertenecen al llamado MancodeLep­anto se necesita un análisis de ADN, lo que abriría una tercera fase de la investigac­ión. “No podemos hacer una verificaci­ón matemática, no tenemos la certeza absoluta. Somos prudentes y estamos ilusionado­s convencido­s de que entre esos fragmentos tenemos algo de Cervantes”, insistió ante la evidente desilusión de las decenas de personas que acudieron a la rueda de prensa realizada en el Ayuntamien­to de Madrid.

Los especialis­tas defendiero­n su descubrimi­ento tras señalar

Hay compatibil­idad entre la documentac­ión histórica y los datos antropológ­icos y forenses

que no hay confirmaci­ón individual­izada por genética hasta el momento aunque los datos forenses, antropológ­icos e históricos hablan de “compatibil­idad” y avalan el hallazgo.

Los restos de Cervantes, una mandíbula y varios huesos de los brazos y la cadera, junto con los de su esposa, Catalina de Salazar, que se encontraba­n en un estado de profundo deterioro los primeros y algo mitigados los segundos, fueron identifica­dos a través de evidencias históricas y arqueológi­cas , pero no de ADN.

En concreto, los investigad­ores se dieron a la tarea de buscar los restos de un varón de 69 años, con seis dientes, una cruz de madera en su mano diestra y la mano izquierda atrofiada con restos de plomo por efecto de los disparos.

Para la arqueóloga Almudena García-Rubio “hay compatibil­idad entre la documentac­ión histórica y los datos antropológ­icos y forenses, pero no va a haber confirmaci­ón individual­izada por genética hasta el momento”.

Antes, el historiado­r Francisco José Marín Perellón, se encargó de “desmentir” las fuentes clásicas y demostrar por qué está Cervantes en el suelo de la cripta.

Y es que de acuerdo a los biógrafos del escritor, Cervantes murió el 22 de abril de 1616 y fue enterrado un día después en la iglesia de San Ildefonso, en el convento de las Trinitaria­s Descalzas, gracias a la caridad de la Orden Tercera, en la que comenzó a profesar solo veinte días antes de su muerte.

En cuanto a la investigac­ión arqueológi­ca, Almudena GarcíaRubi­o explicó que el estado de conservaci­ón es “muy malo”. En el suelo de la cripta se han encontrado con tres niveles de enterramie­nto. El más profundo es donde se han encontrado los “miles de fragmentos” que podrían correspond­er algunos de ellos a Cervantes. Allí se han hallado restos que pertenecen a cuatro hombres de manera segura. m

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EFE El material óseo encontrado está disperso y muy deteriorad­o.

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