Tendencias electorales
No es nada nuevo, pero las crisis sí modifican las tendencias electorales. Además de una economía mediocre durante dos años, el hartazgo y la indignación que provocaron la masacre de Ayotzinapa, los escándalos de las casas de Angélica Rivera, Luis Videgaray, los departamentos de Murat en Nueva York, entre otras cosas, parecen ser la causa de una severa caída de las intenciones de voto del PRI para las elecciones federales de junio próximo.
En septiembre pasado, 36% de los ciudadanos pensaba sufragar por el PRI; 11% por el PAN; 8% por el PRD; 2% por Morena y 2% por el PVEM. Seis meses después, según la encuesta GEA-ISA de este mes (que se da a conocer hoy y que se puede consultar en http://structura.com.mx/gea/), la distribución de las preferencias es la siguiente: PRI, 23%; PAN, 20%. La distancia de 25 puntos desapareció con la caída de 13 puntos del tricolor y el crecimiento de 9 puntos de los azules.
En la izquierda, el PRD creció a 10%, seguido de Morena con 6%; el Partido del Trabajo y el Movimiento Ciudadano estarían en riesgo de perder el registro con 1%y 2% respectivamente. Un dato muy relevante, que alegrará a José Antonio Crespo —promotor de esta opción— es que en la boleta de las preferencias electorales, incluimos la posibilidad de anular el voto y hay un sorprendente 7% de respuesta en ese sentido. Cuarto lugar, por delante del PVEM que tiene 5%.
Una vez que se recalculan las intenciones de voto, eliminando a los indefinidos, los votos inválidos y nulos, la distribución de las preferencias electorales efectivas (que son comparables con los datos de encuestas publicadas en otros medios) sería la siguiente: PRI: 33%; PAN 28%; PRD, 14%; Morena, 9%; PVEM, 7%; Panal, 3%; Partido Humanista y MC, 2%, y PT y Partido Encuentro Social, 1%.
En total la izquierda sumaría 26% del electorado total, con lo cual, si fuera unida, le estaría disputando el segundo lugar al PAN. Fragmentada y peleada, PRD y Morena se disputan el tercer lugar junto con el PVEM. Morena crece no solo a costa del perredismo, sino también de dos antiguos aliados y protectores de AMLO (PT y MC).
Así, Acción Nacional es el beneficiario, por un lado, de los errores del gobierno tanto en el manejo de la economía como de su ineficacia en materia de seguridad, más los escándalos de corrupción. Y del otro, de los pleitos sempiternos de la izquierda. Por esa razón, el segundo lugar panista es casi por default, sin hacer gran cosa.
Este es el panorama antes del inicio formal de las campañas de los diputados federales. Considerando lo que está en juego, se antoja muy interesante imaginar las estrategias que seguirán los partidos. Para el PRI, el reto es cómo frena su caída y protege la votación del PVEM, para contrarrestar sus pérdidas. El PAN debiera incrementarle al PRI el costo de la crisis y al mismo tiempo frenar el ascenso del PVEM. El PRD tendría que impedir que se produzca una hemorragia a favor de Morena, pues conservar el tercer lugar es cuestión de vida o muerte para 2018. Si el partido de AMLO —que ya no tiene de donde sacar más votos que del PRD— lo supera, su papel en la elección presidencial será decorativo en la campaña de López Obrador. Triste futuro si se concreta.
Si el PVEM se consolida como una fuerza política de alrededor de 10%, sería, pese a las sanciones del INE, la recompensa a una estrategia de trampas, lo cual sentaría un precedente muy malo para la legalidad electoral. Haga sus apuestas. m