Milenio

Contra todo pronóstico, Likud festeja la victoria y consigue 30 escaños

El partido del mandatario aventaja por seis diputacion­es a la coalición Campo Sionista

- EFE/ Jerusalén

El disfrutarí­a de una holgada mayoría, todos de esfera política derechista y religiosa

El primer ministro de Israel y líder del partido derechista Likud, Benjamín Netanyahu, seguirá al frente del ejecutivo luego de las elecciones celebradas ayer de acuerdo con los resultados fi nales del escrutinio facilitado­s por la Comisión Electoral Central.

El Likud, con 30 escaños, aventajó en seis a la coalición de centroizqu­ierda Campo Sionista.

Dada la fragmentac­ión del Parlamento israelí, que consta de 120 diputados para formar gobierno se requiere el apoyo de al menos 61 de ellos, que suponen la mayoría absoluta.

Sobre la eventual coalición de gobierno, el ex ministro israelí de Exteriores y número seis en la lista del Likud, Silván Shalom, dijo que lo más probable es que esté integrada por el Likud y las formacione­s ultranacio­nalistas Hogar Judío e Israel Beitenu, que obtienen respectiva­mente ocho y seis, respectiva­mente.

Además incluiría a los partidos ultraortod­oxos Shas, con siete, Judaísmo Unido de la Torá, con otros siete, y el centrodere­chista Kulanu, con 10.

En total, Netanyahu disfrutarí­a de una holgada mayoría de 68 diputados, todos ellos de la esfera política derechista y religiosa, mucho más homogénea que la que ha tenido hasta ahora, y por tanto en principio más estable.

En una comparecen­cia ante sus seguidores en Tel Aviv, Netanyahu defendió la necesidad de formar un gobierno “fuerte y estable” con todas las formacione­s de derechas.

Luego de las primeras informacio­nes del escrutinio, Netanyahu dijo haber hablado con todos los líderes del campo nacional a los que instó a unirse a él y “formar un gobierno sin más demoras”. “La realidad no nos da descanso y la ciudadanía espera de nosotros que formemos un liderazgo responsabl­e que trabaje para ella y así lo haremos”, afi rmó el primer ministro, quien incidió en la necesidad de formar un gobierno “que se preocupe por la seguridad y el bienestar de todos los ciudadanos de Israel”. “Contra todo pronóstico, hemos conseguido una gran victoria para el Likud”, dijo el dirigente conservado­r.

Sondeos previos a las elecciones otorgaban a su partido escasos 20-21 diputados, frente a los 24 que concedían al Campo Sionista.

Aunque sin duda estará en el gobierno, el gran derrotado es el partido ultraderec­hista Hogar Judío, de Naftalí Bennet, por debajo incluso del centrodere­chista Kulanu.

La misma tarde de ayer y antes de concluir el conteo de votos, Bennet reconoció que “la cosa no pintaba bien”, para su partido y acusó al Likud de haberle robado a parte de su electorado a pesar de que ambos se declararon lealtad en medio de la campaña.

A su vez, el líder de Kulanu, Moshé Kahlón, que abandonó el Likud hace dos años por desavenenc­ias con el primer ministro, se negó a revelar sus próximos pasos y anunciar si le dará su apoyo para que forme el próximo gobierno.

Cuando acuda ante el jefe del Estado, dijo Kahlón, “recomendar­é a cualquier candidato que opte por una vía social”, aunque la realidad de los resultados indica que no le quedará más opción que apoyar su candidatur­a incluso si no entra en su gobierno.

En la oposición se situarán el Campo Sionista, con 24 escaños; el partido de centro laico Yesh Atid, con 11; la Lista Árabe Común, con 13; y Méretz (socialdemó­crata pacifi sta), con 4 escaños. m

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La tasa oficial de participac­ión fue de 54.6%, frente a 55.5% en 2013.

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