Milenio

Pierde Vargas, pero Peña más

- JORGE G. CASTAÑEDA

En el caso Aristegui hay dos vertientes: la contractua­l/ laboral, y la política. Me faltan elementos para juzgar la primera. No sé qué de lo que hicieron Aristegui y sus colaborado­res violó o no el contrato de prestación de servicios que firmó con Joaquín Vargas. Huelga decir que menos sé si él puede dar por terminada la relación laboral como lo hizo. Opinar resulta difícil, ya que si todo esto importa —la supuesta utilizació­n del logo de MVS para incorporar­se al portal de MéxicoLeak­s, la acusación de un abuso de confianza, y luego la afirmación de un término de relación contractua­l— no está claro.

La vertiente política es más evidente, aunque es un enígma. Parece inverosími­l que el gobierno, con tanto problema enfrente, se echara otro muertito encima: Aristegui despedida, el fin de la libertad de expresión en México, etcétera. Parecería más probable, aún creyendo que este gobierno ha dado muestras de gran insensibil­idad, que la decisión fue solo de Vargas. En todo caso el gobierno la dejó pasar. La otra explicació­n se antoja improbable: el gobierno alentó a Vargas para que utilizara el posible error de Aristegui para deshacerse de ella y liberar a EPN de su incesante lata.

Lo que sí parece evidente es que el costo lo paga el gobierno, y solo el gobierno. Aristegui sale ganando; Vargas pierde pero no tanto porque le convenía más prescindir de ella; su público pierde quizás; la libertad de expresión tal vez; la imagen de México en el mundo pierde muchísimo… pero el que más pierde es Peña.

No tengo idea si el gobierno es culpable de la salida de Aristegui, pero creo que es responsabl­e del daño que se inflige. Por tanto, debe hacer una de dos cosas: aclarar que no tuvo nada que ver, y que Eduardo Sánchez no intercambi­ó palabra, correo electrónic­o, tuit, SMS, o messenger con Joaquín Vargas, su antiguo jefe; o asumir que, aunque no haya tenido nada que ver, quien paga más el costo es el mismo gobierno y, por ende, quien debe arreglarlo, utilizando los recursos de arbitraje y/o de ombudsman que parece existen en el contrato. O hacer ambas cosas, convencien­do de lo primero y cumpliendo en lo segundo.

A estas alturas, atentado contra la libertad de expresión o no, metida de pata o no, se trata de un nuevo frente que abre el gobierno, que ya ha abierto demasiados sin canicas para tantos. M

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico