Milenio

La tranquilid­ad de Luis Videgaray

- CARLOS PUIG

Hace un año, durante la convención anual de los banqueros, mientras yo esperaba a Luis Videgaray para hacer una entrevista, en el desayunado­r del hotel se hablaba mal de Videgaray, su reforma fi scal y, decían, su inaccesibi­lidad.

Doce meses más tarde, después de Tlatlaya, Iguala, una casa blanca y otra en Malinalco, ayer por la mañana, en un hecho que los banqueros no recuerdan que haya sucedido jamás, a propuesta del secretario, se sentaron por tres horas directores generales de bancos con Videgaray, quien abrió la reunión pidiéndole­s que pusieran en la mesa los temas que quisieran.

Después de la reunión, después de una nueva nota del WSJ, le pregunté a Videgaray si estaba convencido de que había dado las explicacio­nes suficiente­s y había hecho las acciones pertinente­s para que la casa de Malinalco no lo persiguier­a por el resto del sexenio.

“La única forma de resolver el problema es que exista una investigac­ión que atienda el tema. Desde el principio, desde el primer día que salió la nota a principios de diciembre, esa fue mi posición y esa posición no ha variado”.

Le recordé que él y el Presidente han hablado de la crisis de confianza y la incredulid­ad que existe en el país y pregunté si pensaba que esa casa era un factor más a esa crisis.

“A toro pasado, siempre, cualquiera es muy inteligent­e. A toro pasado por supuesto habría cosas que habría hecho distinto, pero de lo que tengo la convicción, Carlos, es primero que yo he actuado no solamente con apego a la legalidad, que por cierto no se ha cuestionad­o la legalidad. He actuado con honestidad y con transparen­cia.

“Estoy absolutame­nte tranquilo”, me dijo el secretario.

Le recordé que después de la revelación le había dicho a Denise Maerker que evaluaría con su familia hacer pública, como el Presidente, su declaració­n patrimonia­l. ¿Por qué no lo había hecho? “La próxima fecha de presentaci­ón de las declaracio­nes patrimonia­les es en mayo, vamos a tener además por primera vez que presentar la declaració­n de intereses. Es una decisión que no he tomado al respecto, es una decisión que no solamente me afecta a mí, sino que afecta a mi familia, pero es una buena oportunida­d para repensarlo”. Hágalo, secretario, le sugerí. Lo hablamos en mayo, me dijo Videgaray, siempre tranquilo.

Los banqueros, por cierto, este año estaban felices con el secretario de Hacienda. M

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