Milenio

Israelíes sepultan la paz

- IRENE SELSER

Si de algo sirvieron las legislativ­as del martes en Israel fue para conocer la verdadera cara de Benjamín Netanyahu, en el poder desde hace dos décadas, cuyo proyecto militarane­xionista pretende sin más el exterminio del pueblo palestino y/o su sometimien­to como mano de obra barata de una insaciable sociedad israelí que peligrosam­ente refrendó esta semana su voto a favor de más de lo mismo: sepultar del todo la solución de dos Estados, uno de Israel y otro de Palestina en Gaza, Jerusalén Este y Cisjordani­a, estos dos últimos enclaves cada vez más ocupados por colonos israelíes.

No hay que caer ahora en el juego verborrági­co del líder del Likud, que ayer, dos días después de los comicios, volvió a cambiar de discurso y dijo que apoyaba una “solución sostenible y pacífica de los dos Estados”, luego de prometer el lunes que si seguía en el poder iba a enterrar dicha “solución” por la cual los palestinos llevan luchando y esperando 67 años, desde que en mayo de 1948 fue creado en parte de sus tierras el Estado de Israel, que tiene tanto derecho a existir como la nación palestina.

El negociador en las truncadas conversaci­ones de paz con Israel, Saeb Erekat, calificó de “muy peligrosos” los resultados del martes, ya que “Israel va a seguir incumplien­do los compromiso­s acordados y el nuevo gobierno va a enterrar del todo la solución de los dos Estados”.

De ahí que pidiera a la administra­ción de Obama “reconocer de forma inmediata el Estado palestino”, antes de que prosiga la expropiaci­ón de sus tierras.

Según la organizaci­ón israelí Peace Now, durante la tercera legislatur­a de Netanyahu en 2013-2015 — que el primer ministro se anticipó a disolver en diciembre pasado para consolidar una nueva coalición férreament­e de derechas—, hubo un dramático aumento de 40% en las construcci­ones de viviendas y edificios públicos e industrial­es, así como de instalacio­nes agrícolas. Cerca de dos tercios de esas obras se desarrolla­ron en territorio­s ocupados palestinos, donde también ha crecido hasta en 23% la población de colonos judíos en Cisjordani­a. En total, la población de asentamien­tos se duplicó y aún más en los 21 años desde que Israel y los palestinos comenzaron el intermiten­te proceso de paz en Camp David, que tampoco reconoce Netanyahu. m

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