Mancera debería preocuparse del DF, no de CDMX
Tenemos un jefe de Gobierno que le cambió el color a los taxis —bueno, quiere cambiarle el color a los taxis pero no se dejan—; le cambió el nombre a la ciudad —usted habrá notado que ahora vivimos en CDMX— y ahora quiere hacerlo constitucionalmente.
Más allá de la momentánea confusión que puede causar el no saber dónde vive uno, no tengo mayor resquemor en vivir en una nueva ciudad. Por mí, que le pongan Zacatecas, si eso los hace felices. Los que aquí nos tocó vivir, sabemos que siempre seremos chilangos.
Ahora, que tanta distracción con los taxis, que si regulamos los Uber, que si designamos a los constituyentes entre nuestros cuates, que si ya no somos el “de” “efe”; no ayuda al jefe de Gobierno. Porque a juzgar por una serie de encuestas que he revisado en los últimos días, no vaya a ser que cuando se dé cuenta se quede sin nada qué gobernar ni ciudad a la que renombrar.
Déjeme plantear el siguiente escenario no tan descabellado según veo y me explican los encuestadores:
Morena gana las delegaciones Cuauhtémoc, Tlalpan e Iztapalapa.
El PAN gana Miguel Hidalgo —si Razú no se deslinda de Romo— y retiene Benito Juárez. El PRI se queda con Cuajimalpa. La Asamblea del DF o de la CDMX, como quiera que se llame, quedaría pulverizada pero con mayoría relativa de Morena, igual que la representación en el Congreso federal de la capital —mejor digámosle así mientras resolvemos el otro entuerto.
Esta sería la peor posición en que quedaría un jefe de Gobierno capitalino para su último tramo desde que en la ciudad (¿cómo es que se llama?) hay elecciones.
Eso sucede cuando la operación política se deja en un líder de corriente, de secta, con aspiraciones e intereses propios más allá de los de su jefe, y me refiero a Héctor Serrano. Pero la culpa la tiene quien lo ha dejado actuar a sus anchas.
Peleado a muerte con Ebrard, lejos de Bejarano y de López Obrador.
Si no hace algo pronto, el jefe de Gobierno podría vivir tres años a merced de sus adversarios políticos.
Años en los que la ciudad, como sea que se llame para entonces, será utilizada para lanzar la candidatura presidencial de AMLO con Miguel Ángel Mancera como espectador. M