Pabellón mexicano en el Victoria y Alberto
A partir del 21 de mayo intervendrá el museo inglés en el marco del Año Dual México-Reino Unido
La arquitectura es una de las artes más políticas”, dice Frida Escobedo, quien intervendrá el Museo Victoria y Alberto de Londres, Inglaterra, con el proyecto You Know, You Cannot See Yourself So Well as by Reflection (Sabes que note puedes vert an bien ati mismo como cuando te reflejas), a partir del 21 de mayo, en el marco del Año Dual México-Reino Unido.
Esta disciplina debe tener una postura y una congruencia, desde el método en que se proyecta hasta cómo se construye.
Escobedo ganó un concurso por invitación del London Design Festival y la Secretaría de Relaciones Exteriores de México. El proyecto que presentará en Inglaterra —construido a modo de pabellón— utiliza a Tenochtitlán para hablar de las diferentes identidades culturales que componen nuestro país.
Para Escobedo la arquitectura es un campo de trabajo amplio y hay para todos los gustos. Lo que a ella más le interesa es explorar la combinación del arte y el espacio público: “Últimamente se ha pensado en la arquitectura como un valor de cambio, es decir, para darle más plusvalía a ciertas cosas y generar especulación. Hay que despegarse de esa idea y ver cómo se la puede dirigir hacia otras preocupaciones”.
¿Por qué decidió hacer un pabellón?
Antes los pabellones se hacían para conocer una cultura que estaba en otro lado, a la que era difícil acceder. Representaban un buen momento para compartir la identidad de cada lugar en un espacio específico. No había otra forma de hacerlo. En la actualidad, la idea del pabellón ha cambiado: hoy es un pretexto para empezar una conversación. Ya no se trata de ir a un lugar y mostrar algo de tu cultura, sino sobre lo que podemos generar como intercambio. Al pensar que hablamos de un intercambio entre México e Inglaterra, lo lógico era crear un pabellón que no solo funcione como una especie de exposición, sino como una pieza que genere cuestionamientos.
¿Cuál es su propuesta?
Es una propuesta que habla de cómo nos proyectamos los mexicanos hacia el mundo, cómo nos vemos nosotros mismos y cómo el mundo nos percibe. Nuestra identidad cultural está hecha de muchas capas. Somos una cultura que ha adquirido una capacidad de sedimentación y adaptación, en la que la historia forma parte de nuestra realidad. Me parece importante retomar la idea de la territorialización, no porque hablemos de Tenochtitlán o porque sea el centro de la Ciudad de México, sino porque en ella podemos ver el esquema de lo que culturalmente estamos compuestos. Al venir al Distrito Federal sabes que aquí se encuentra la traza del México Tenochtitlán, del periodo colonial y el México contemporáneo. No quiero hacer una referencia al centralismo, sino a la composición en estratos. También me pareció interesante la idea de cómo se traslapa un paisaje frente a otro.
Las plataformas que conforman el pabellón se disponen en una retícula en referencia a Tenochtitlán, una de las territorializaciones más emblemáticas de México. Los canales, calles y chinampas conformaron una traza precisa que puede aún reconocerse en la ciudad actual. Como Octavio Paz señaló, “nuestro pasado reaparece porque es un presente oculto”. La naturaleza estratificada y fragmentada de la Ciudad de México no se aferra al pasado, sino que se basa en aquello que todavía está latente en la vida cotidiana. La ciudad materializa el continuo flujo de adiciones, sustracciones y reorganizaciones de la vida social y la identidad colectiva. La superficie reflejante de las plataformas actúa como una zona liminal que, por un lado, se apropia del jardín John Madejksi, del Museo Victoria y Alberto, y, por el otro, refleja los edificios del recinto que confi nan el patio, de tal manera que el pabellón se funde con su entorno.
¿Su instalación podría representar cualquier otra ciudad prehispánica?
Sí, pero si bien en algunas de esas otras ciudades se puede leer esa estratificación y composición de empalmes, no es de manera tan clara como en Tenochtitlán. Si vas a Chichen Itzá no encontrarás una ciudad colonial construida encima de las pirámides, o una urbe moderna arriba de la colonial. En el DF eso es algo cotidiano. Hago referencia a la manera de construir nuestra propia identidad y a la suma de experiencias. Al momento de tener un pabellón en otro lugar no solo quiero mostrar nuestra cultura, sino saber cómo podemos sumar esta identidad. El pabellón funciona como una máscara: cuando te pones una, cubres parte de tu identidad y al mismo tiempo creas un personaje.